"Final de obra" registra el proceso creativo de Ricardo Bartís en su pieza "De mal en peor".
Aclaración: Final de obra es un documental para recomendarles a los fanáticos del teatro, o de Ricardo Bartís, o de su obra De mal en peor. Pero el consejo no tiene la misma validez para los que quieran ver, simplemente, una película atractiva. Porque la aproximación de José Glusman al proceso creativo de esta pieza que le rinde tributo a Florencio Sánchez ofrece más valores teórico-teatrales que cinematográficos.
La idea fue capturar la intimidad de los ensayos: en realidad, la gestación de la obra, a partir de los conceptos teatrales de Bartís. Muy interesante... Pero sólo cuando el autor y director los explica —con aguda capacidad intelectual— a modo de cabeza parlante. Porque el resto, el registro de los ensayos —con cámara en mano o con encuadres que por momentos parecen un poco forzados—, no tiene la misma eficacia y el filme se parece más a un buen material extra que a una película que se sostiene y funciona sola.
El punto de vista es, siempre, el de Bartís. Escuchamos sus lúcidas ideas, sus explicaciones argumentales (necesarias para los que no vieron De mal en peor, pero poco cinematográficas); lo vemos involucrarse de cuerpo y alma en los ensayos, hacerles marcaciones a los actores, "chamanes momentáneos", según sus palabras. En síntesis, Final de obra —con sus secuencias algo claustrofóbicas, oscuras y confusas— funciona mejor como clase magistral de teatro filmada que como filme que le transmita a un espectador cualquiera la magia tenaz de las puestas teatrales.
Fuente: Clarín
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