UN BALANCE DEL AÑO A CARGO DE DIEZ TEATRISTAS DE EXCEPCION
- Pompeyo Audivert (actor y director) menciona a Donde más duele, dirigida por Ricardo Bartís, y Foz, con dramaturgia y dirección de Alejandro Catalán, “por los niveles de actuación que despliegan”. Elogia “los criterios de selección del Festival, que este año incluyó a algunos que –como nosotros, que hacíamos Lomorto– injustamente no habíamos sido convocados en ediciones anteriores”. Pone el acento en “el apoyo de Proteatro a grupos y salas, y la aparición del C. C. de la Cooperación, muy importante para desarrollar nuevas tendencias y el teatro en general”.
- Tito Cossa (dramaturgo y columnista) no olvida que en relación con el ámbito institucional 2003 fue un año de incertidumbre: “El secretario de Cultura, Torcuato Di Tella, que asumió en junio, sorprendió al medio teatral cuando abrió un espacio de consultas para elegir al director del Instituto Nacional del Teatro y aceptó uno de los nombres propuestos. Pero el funcionario designado, Raúl Brambilla, no asumió aún, sin que nadie explique esta demora. El INT está acéfalo desde hace más de dos meses. Y el año termina, otra vez, con el presupuesto recortado a la mitad. En la Ciudad se mantuvo la política errática respecto del presupuesto de Proteatro. Los intentos por ampliar la cuota dedicada al teatro (que es muy baja para una ciudad con un movimiento teatral tan importante) fracasaron. La designación de Gustavo López en la Secretaría de Cultura genera favorables expectativas”.
- Augusto Fernandes (director y docente) dice que “la organización de los festivales ha progresado. Son eventos que, como el de votar, resultan nuevos para nosotros. En cuanto a la programación, que está siempre muy ligada a lo económico, mejorará en la medida en que se destinen mayores fondos para la cultura”. De la programación del FIBA le interesó la puesta de Peter Brook sobre The Mahabarata. Destaca a La estupidez, de Rafael Spregelburd, como obra y trabajo de dirección de actores.
- Griselda Gambaro (novelista, dramaturga y ensayista) distingue a Lo que pasó cuando Nora dejó a su marido, dirigida por Rubén Szuchmacher; y Donde más duele, de Ricardo Bartís, “que mantiene la dinámica revulsiva y estimulante de sus puestas anteriores”. En cuanto a actuaciones, rescata los trabajos, en diferentes obras, de Ingrid Pelicori, Horacio Peña, Alberto Segado, Jorge Suárez, Analía Couceyro, Lucrecia Capello y Juana Hidalgo. En el plano internacional, el trabajo de Marilú Marini en Oh! Les beaux jours.
- Carlos Gorostiza (novelista, dramaturgo y autor de cuentos y ensayos) prefirió no opinar sobre las obras (estrenó Toque de queda), pero dio su parecer sobre el FIBA: “Debería rever la fecha de su realización –y esto es un cuestionamiento que le ha hecho el MATe, al cual pertenezco– para que no se debilite el funcionamiento de la temporada de las obras que están en cartel”.
- Manuel Iedvabni (director) elige La Madonnita, de Mauricio Kartun, y La estupidez, de Rafael Spregelburd. En dirección propone a Laura Yusem, por la obra Mil años de paz, de Roberto Perinelli. En actuación masculina a Claudio García Satur (Don Chicho) y a Manuel Vicente (La Madonnita). En actuación femenina a Andrea Garrote (La estupidez). Por escenografía a Alberto Bellatti (Historia de cazadores) y música original a Silvia Jevwabny (La demolición, de Ricardo Cardoso).
- Francisco Javier (director y docente) menciona a La estupidez, y a la actriz China Zorrilla por su “interpretación absolutamente desprejuiciada del personaje de la escultora en El camino a La Meca”. A Jorge Suárez, “porque se lanzó a actuar una situación imprevisible que lo obligaba a leer y, valga la paradoja, a no actuar”. Como escenógrafo se decide por Alberto Negrín, y por síntesis espacial por la diseñada para Dios Perro. En cuanto a música, valora el trabajo de Sergio Vainicoff en Eclipse de luna, de Beatriz Mosquera.
- Eduardo Pavlovsky (actor, dramaturgo, director y médico psiquiatra) destaca “la extraordinaria vitalidad del teatro argentino que produce a pesar de tantas condiciones en contra”. Le interesaron dos puestas de Daniel Veronese: Mujeres soñaron caballos y El suicidio. En dirección elige a Ricardo Bartís en Donde más duele, y en actuación femenina a Analía Couceyro, en esa misma puesta. Como actor a Norman Briski, y respecto del FIBA distingue la actuación del alemán Martín Wuttke.
- Osvaldo Santoro (actor y escritor) valora Lejana tierra mía, de Eduardo Rovner, y El camino a La Meca. De esta pieza destaca la actuación de China Zorrilla. Le interesó la régie de Oscar Barney Finn para Il Pagliacci, la actuación de Luis Brandoni en Stéfano, la música de Martín Bianchedi en Porteñas y la escenografía que para esta obra diseñó Carlos Di Pasquo.
- Rubén Szuchmacher (actor y director) señala que “2003, año posterior al de la enorme crisis, termina con una actividad teatral muy extendida en Buenos Aires. El FIBA, la apertura de nuevas salas, los estrenos importantes en la escena off, además de las subvenciones de organismos extranjeros a espectáculos nacionales y otros apoyos, dieron la sensación de que el teatro está en plenitud. Pero no podemos decir que su continuidad esté garantizada: las políticas erráticas en los organismos dedicados a subvencionar al teatro, la mantención de funcionarios de gobiernos anteriores en teatros públicos, la falta de claridad en las políticas públicas, la excesiva promoción de lo teatral producto de las campañas electorales, son cosas que pueden desactivar este fulgor. De todas formas, Buenos Aires tiene asegurado un futuro teatral, el que le da su tradición de ser desde hace mucho tiempo uno de los lugares del mundo más dinámicos de la escena teatral”.
Fuente: Página 12
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