lunes, 14 de junio de 2010

Mac Loughlin presenta su "Identidad Fragmentaria"

“Copi -Héroes del silencio-. Músico. Zaragoza. España. 2010” (izquierda). “Lucía. Neuquén. 2010” (derecha).

"LAS DOCE TRIBUS DE BABEL"


En el Pasaje Dardo Rocha se puede visitar esta original muestra fotográfica

En el marco del Congreso Cultural y de la Reunión Anual de la Unidad Temática de Cultura Red de Mercociudades que se desarrolló en nuestra ciudad, y en conmemoración del Bicentenario, el fotógrafo José Luis Mac Loughlin dejó inaugurada en la nave central del Pasaje Dardo Rocha, 50 entre 6 y 7, "Identidad Fragmentaria: Las Doce Tribus de Babel", una original muestra que podrá visitarse durante todo el mes, con entrada libre y gratuita.

En esta serie, en la que el artista trabaja desde el 2003, se intentan graficar las diferentes tribus urbanas que conviven en la sociedad con el objetivo de "desmitificar -asegura Mac Loughlin- el calificativo de oscuro que algunos injustamente le han atribuido". Así, darks, punks, floggers, hippies y hasta el gaucho argentino, que, para el artista, toma aspectos de su vestimenta de la cultura árabe, son parte de una misma muestra que ya ha sido declarada de interés municipal y provincial.

Mac Loughlin buscó, con este proyecto, "quitarle la máscara de la identidad" a cada una de estas 26 personas que forman parte de la muestra. Y no lo logró. Sin embargo, lejos de frustarse, recargó su apuesta inicial al considerar que no pudo quitar esas marcas porque "están adheridas al alma del sujeto. Todos estamos desmembrados y esas máscaras nos ayudan a vivir con ese desmembramiento". Y así fue como surgió el nombre de su serie, "Identidad Fragmentaria".

Sobre la muestra, que próximamente se exhibirá en el porteño Centro Cultural Sur, su curador, Néstor Rozas, escribió: "Mac Loughlin dejará que el espectador reconozca formas familiares en muchas de sus obras. Pero ese hecho es ilusiorio porque sabiamente el artista elude lo anecdótico para transformarlo en el acto gestual de la memoria. De esta forma, el autor, insta al espectador a destrabar límites conceptuales, acercándola a otras historias, a otras imaginerías, proyectándolo a universos que movilizan, provocan, modifican, alejándolo definitivamente de ser un mero testigo de la representación de una realidad inerte, vacía, leve. En su obra se observará lo que quiera observarse; el juego es libre, sin concesiones, sin atavíos, sólo falta animarse a la entrega, sin codificar las emociones".

Fuente: El Día

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