jueves, 18 de febrero de 2010

Un elenco heterogéneo para Hamlet

Federico Olivera y Héctor Bidonde

La adaptación de esta puesta de Manuel Iedvabni tiene supresiones sustanciales en el texto de Shakespeare

Hamlet de William Shakespeare, traducción de Ingrid Pelicori, versión de Manuel Iedvabni y Malena Solda. Elenco: Federico Olivera, Patricia Palmer, Héctor Bidonde, Ana Yovino, Luciano Suardi, Marcelo Savignone, Alfredo Zenobi, Pablo Razuk, Emiliano Dionisi, Marcos Ferrante, Rafael Lavín y Eduardo Narvay. Espacio escénico e iluminación: Héctor Calmet. Vestuario: Alejandro Mateo. Música: Federico Mizrahi. Dirección: Manuel Iedvabni. Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543. Viernes y sábados, 22.15; domingos, a las 20. Duración: 140 minutos, sin intervalos.
Nuestra opinión: buena

En el siglo XX y lo que va del XXI, heredamos la visión romántica del príncipe danés, atribuyéndole la indecisión como principal rasgo psicológico. Poco a poco, a través de múltiples versiones en diversos medios, que lo han trasladado en el tiempo y en el espacio, esa atribución comienza a diluirse y dar paso a otra, más acorde con el mundo de hoy: para vengar la muerte de su padre, Hamlet se convierte en una máquina letal, cuya precisión tan sólo es desviada por él mismo cuando mata por error a Polonio, el consejero real, confundiéndolo con su pérfido tío, el rey Claudio, y hunde a su amada Ofelia en la locura que la lleva al suicidio.

No es empresa menor abordar hoy y aquí un texto tan frecuentado, y en ese sentido merece respeto la prolija versión de Iedvabni y su empeñoso elenco. Resumida con criterio por el director y Malena Solda, sobre una buena traducción de Ingrid Pelicori (con algunas salvedades), la acción sigue mayormente los cánones tradicionales, en un muy sugestivo ámbito minimalista creado por Héctor Calmet. Hay buen ritmo (excesivo, de a ratos), una diestra ocupación del vasto escenario de la Sala Solidaridad y trabajos interesantes, sobre todo el prudente Horacio de Luciano Suardi y la intensa Ofelia de Ana Yovino.

Estilos diferentes

Federico Olivera aborda con talento y evidente entusiasmo al complejo protagonista, pero se lo ve presa de una ambigüedad que trasciende al personaje y que lo envuelve, no sólo a él sino a casi todos los intérpretes. Por alguna razón, en la bienvenida del príncipe a los cómicos de la legua que pondrán en escena "la trampa en que caerá el rey", la versión suprime los admirables consejos que Hamlet da a los actores. Y la razón podría ser que, lejos de responder a esos códigos de moderación expresiva, el elenco auténtico es incitado a gesticular y a vociferar a voz en cuello. Se advierte, además, una variedad de estilos interpretativos: por ejemplo, el Polonio de Alfredo Zenobi (actor eficaz) trabaja en una cuerda naturalista, distinta de, digamos, la estilización de Suardi o del transido Laertes de Savignone. Patricia Palmer, una reina Gertrudis insólitamente vestida de odalisca, lucha con un rostro inexpresivo, aunque su voz es muy bella. ¿Y por qué se ha mutilado la conmovedora despedida de Horacio a Hamlet, la más hermosa en la historia del teatro occidental: "Buenas noches, dulce príncipe: ¿qué coros de ángeles arrullen tu sueño"?

Ernesto Schoo

Fuente: La Nación

1 comentario:

Lucia Balder dijo...

La adaptación, las actuaciones y la obra en general son excelentes. Discrepo con Ernesto Schoo, el autor de esta crítica. La Reina Gertrudis de Patricia Palmer es insuperable. Actúa con el cuerpo y el corazón. La pieza no es buena, es excelente.