viernes, 18 de diciembre de 2009

Un Lindo Quilombo en San Telmo

Los cuerpos de mujeres, hombres, jóvenes, niñas y niños llevaron una explosión de color al barrio sureño de la Ciudad de Buenos Aires el pasado fin de semana, cuando bailaron al ritmo de los repiques de tambores en lo que fue la 1º Llamada de Candombe Independiente, convocada por media decena de escuelas y colectivos de baile rioplatense.

Por Adrián Pérez
Fotografías de Mariano Iñiguez

Con vestido de azucenas
ante Dios tú llegarás
y ángeles con arpas doradas
tus versos entonarán.
Porque tú le cantaste a la vida
tú le cantaste al amor.
Te perdiste entre las nubes
en alas de una canción.
La Juana Negra - "Réquiem para Juana"

Buenos Aires, diciembre 17 (Agencia NAN-2009).- El sol del sábado disputa su espacio con las nubes en un cielo que se muestra ajeno e indiferente a la contienda. En la autopista Buenos Aires-La Plata, sobre el Riachuelo, la lucha por trascenderlas es abierta; de evidente resistencia. Pero no amedrenta el temple de tambores que comienza a las 17, en Balcarce al 1400, ante la mirada de sorprendidos transeúntes que bajan por la avenida Garay; de familiares y vecinos que sabían por anticipado o se enteraron por el “boca en boca” de la 1º Llamada de Candombe Independiente Lindo Quilombo. Convocado por la Escuela de Candombe Bonga, Bombelé, Kankalakan, Candombe del Callejón, Guariló, Iyá-Kerere y La Chilinga, el toque arranca en Balcarce y avanza hasta Cochabamba, toma esa calle hasta Defensa y de allí hacia Independencia. El encuentro, que este año lleva como leit motiv “Por la Unión y la Dignidad del Candombe”, se inspiró en el desfile de Llamadas que se realiza en los barrios montevideanos Sur, Palermo y Cordón, donde se concentra buena parte de la cultura afro en Uruguay. Junto con el tango, el candombe fue declarado por la Unesco en 2009 como “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”.

Cuatro bomberos bromean sobre la vereda, entre dos micros escolares que trasladaron tambores, estandartes, bailarines y bailarinas. Los vestidos de las chicas de La Chilinga, hechos de tiras color celeste, naranja, verde y blanco, atraen las miradas --y los comentarios sexistas-- de los servidores públicos. A unos metros de los voluntarios, la comparsa El Puente va de riguroso blanco. Las cuerdas y colectivos candomberos descansan el cuerpo y templan los tambores frente a un inmenso graffiti dibujado en el paredón que sostiene los fondos del Instituto Nacional Antártico. ¿Frío? De ninguna manera; el calor de la tarde lo ponen las candomberas y candomberos, sus familiares, amigos y los curiosos que se acercaron para acompañarlos.

Quienes ejecutan los tambores en Bombelé llevan dominó y remeras anaranjadas. En el pecho, una media luna y estrellas acompañan el nombre de la cuerda que llegó desde Lanús. En Guariló, todas y todos visten pantalón con rayas negras y blancas, y remeras negras con franjas verdes y azules que zigzaguean el pecho. Todos menos las dos señoras que salen a bailar con largos vestidos blancos: son las mama vieja, personaje típico del Carnaval montevideano, “vieja gorda” que representa al ama de llaves que cuida la casa. La mama vieja siempre va acompañada por el gramillero, un viejo curandero de barba blanca que lleva en su valija los yuyos medicinales para curar a la comunidad.

Además aparece el escobero, que lleva un bastón que viaja por su cuerpo y vuela en el aire. Al igual que el gramillero, posee status de mago, en su caso, por los malabares que sólo él puede hacer. Recientemente, a esta pléyade se incorporó la vedette, personaje más cercano al carnaval de Río de Janeiro que representa a la feminidad. “En Montevideo, Marta Gularte y Rosa Luna fueron mujeres que vivieron en los conventillos y que militaron por la libertad, los derechos de los negros y de las mujeres; imponían su cuerpo pero también su resistencia cuando salían en las Llamadas”, recuerda Agustina Martínez, directora musical de Iyá-Kerere, el primer grupo de candombe de Argentina cuya cuerda de tambores es integrada únicamente por mujeres.

Mientras los culos de los tambores, divididos por su sonido en “chico”, “repique” y “piano”, forman junto con las lonjas, algunas sujetas con tensores y otras con tachuelas, forman un círculo en el piso y se calientan alrededor del fuego, la estrella incandescente se abre paso entre las nubes. Tal vez los soplidos del Rey Momo despejaron las borrascas para darle paso a la alegría del carnaval, una fiesta que, en momentos en que era protagonizada por los negros esclavos en ambas orillas del Río de La Plata fue prohibida por ser considerada escandalosa y desenfrenada. “Quien ejecutara bailes y toques de tambor recibiría 200 latigazos”, ordenó en 1770 el Virrey Vertiz en Buenos Aires. En el siglo XX argentino, la dictadura militar también aportó su granito de arena cuando borró de un plumazo el carnaval del calendario de feriados, con la firma del decreto 21329/76, que aún sigue vigente.

Aunque sin la amenaza de los azotes, este año el calor popular le ganó la pulseada al capricho del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, que no pudo --o no quiso-- garantizar el pedido de los colectivos candomberos independientes, de agua, vallados, refrigerio, micros, iluminación, permisos para ensayar en la calle, y, aunque suene paradójico, seguridad. Hace cuatro años que se organiza esta clase de encuentro en Buenos Aires. Pero este año, y por la falta de respuesta oficial a los reclamos, la organización de la movida se dividió. Así, el pasado 6 de diciemrbe, la Dirección General de Promoción Cultural de la ciudad llevó a cabo la “Llamada oficial”, en la que prometían 20 comparsas, 400 tambores, 200 bailarinas pero donde "la participación fue menor de lo que publicitaron”.

Al menos, así recuerda aquel “toque” Mario, un vecino de Flores que enfatiza que estos eventos culturales "tienen que ser organizados para todos y no sólo para quienes son consecuentes con la política cultural de Macri". Y hasta se atreve a darle una sugerencia al jefe de Gobierno: "Debería subsidiar a todas las comparsas; o hay para todos o no hay para nadie". Martínez se suma a la discusión y denuncia que “el Gobierno tuvo una organización bastante pobre y un poco irresponsable porque muchas veces prometió cosas que no cumplió”. La palabra resistencia brota varias veces de sus labios: “Para nosotras, tocar el tambor es una cuestión de resistencia porque el tambor pesa 10 kilos; te sangra la mano, hay que pegarle fuerte y se te forman cayos en los dedos”.

El Puente, de Tigre; Candombe Vecinal, de La Boca y Tambores No Callan son algunas de las agrupaciones que acompañan a las comparsas Kankalakan, Candombe del Callejón, Bombelé, Escuela de Candombe Bonga del Movimiento Afro, Guariló e Iyá-Kerere, que firmaron el comunicado "Gobierno sin cultura, Cultura sin gobierno" y donde anuncian que seguirán luchando por la "unidad y dignidad del candombe como cultura popular".

Casi llegando a Garay, La Escuela de Candombe Bonga del Movimiento Afro termina de afinar instrumentos y de organizarse para salir. Un ensamble de doce vientos compuesto por trompetas, trombones, saxos altos y menores ensaya Cuando los santos vienen marchando, canción que ejecutarán en el arranque de la Llamada junto a la comparsa Candombe del Callejón.

Cerca de las 18.30, los tambores de La Chilinga --a cargo de Daniel Buira, ex baterista de Los Piojos-- y los uruguayos de la Cuerda del Buceo abren oficialmente la Llamada. La gente que minutos antes se agolpaba para admirar los trajes y personajes del carnaval se abre en un abanico. Lentamente, los candomberos cruzan la avenida Garay. Dos vedettes bailan detrás de dos grandes banderas y, un poco más atrás, dos mamas viejas hacen lo mismo en círculos, manteniendo una sonrisa inmutable. Un escobero y una escobera hacen malabares con sus bastones mientras las vedettes se mueven al ritmo de un repique fervoroso y endiablado.

Garay y Paseo Colón. Los automóviles detienen su marcha ante el flamear de una bandera uruguaya. Detrás de La Chilinga, los estridentes tambores de El Puente comienzan a retumbar en las paredes y en los cuerpos de los presentes. El candombe de Tigre se hace escuchar. Hombres y mujeres, todos con remeras blancas, algunos con boinas color ocre, apuran la marcha tras los pasos de la comparsa del oeste. Mientras gritan "ohhhhh", cinco pibes de la familia Bonga, de entre 5 y 11 años, posan para las cámaras de padres y tíos que no paran de festejarlos. Esta llamada es, definitivamente, una fiesta de la familia candombera, y, por qué no, de la familia rioplatense.

Balcarce y Cochabamba. Las chicas de Iyá-Kerere cortan la esquina para que los tambores de El Puente puedan avanzar y girar rumbo a Defensa. En Cochabamba al 300, Olga sale a la puerta de su PH para aplaudir el paso de la cuerda, que se detiene para regalarle unos toques antes de continuar camino hacia Defensa. La Chilinga gana la calle rumbo a Plaza de Mayo y sus vedettes saludan a dos señoras que agitan las caderas desde el segundo piso de un edificio, mientras el cuerpo de 17 bailarinas y las mamas viejas cruzan San Juan.

San Telmo está alborotado como nunca. Más vecinos se asoman a los balcones y saludan el paso de la “serpiente musical”. El casco histórico de la ciudad atrae más y más curiosos, turistas y todo aquel que quiera bailar al ritmo de los tambores, retomando el viejo espíritu de “recuperar las calles para el carnaval”. Humberto 1º y Defensa. La serpiente asoma su cabeza en la Plaza Dorrego y los tambores chilingueros, que se habían aplacado momentáneamente, vuelven a vibrar. Los comensales del bar Dorrego son hipnotizados por el paso de la cuerda y salen del local para confundirse en un baile ritual con las vedettes y el cuerpo de baile chilingo.

La tarde muda su piel y refleja los últimos rayos de sol en el lomo de la “serpiente musical” y en el empedrado de San Telmo. Estados Unidos y Defensa. Un gordo y un flaco que ignoran el paso de la Llamada dejan su estela de verde maría. Las primeras cuerdas que encendieron el ritmo del barrio llegan a su destino final: Independencia. Los Tambores No Callan, colectivo que surgió de la autoconvocatoria para la marcha del 24 de marzo de 2008, se acerca a la avenida con un grupo de nueve bailarinas espontáneas. Los pasteles del cielo abren los brazos a la llegada de la noche, mientras un punk de chaqueta de cuero y pantalones nevados cruza Defensa con dos bolsas, en ambas manos, repletas de hamburguesas y gaseosas.

Un estandarte en el que se lee "Candombe, Barracas Sur, 98'-09'" en letras rojas, amarillas y verdes anuncia que Kankalakan se prepara para fundirse en un abrazo de parches y color con las primeras comparsas que llegaron a Independencia y Defensa. Cuatro banderas enormes abren paso a bailarinas y candomberos, entre los autos que se desesperan por cruzar, y un cuarteto de pequeñitas baila desenfrenadamente con los tambores de seis pequeños.

"Comunidad Afrocultural. Hermandad Bonga. Aruba (Asociación Residentes Uruguayos en Buenos Aires)", reza otro estandarte con dos banderas argentinas y uruguayas que aparece con el cierre de la jornada. Las chicas de Iya-Kereré hacen sonar sus tambores junto al cuerpo de baile que acompaña el toque y las decenas de personas que danzan junto a los parches. Todos los colectivos se funden en un abrazo musical en Independencia y Defensa, como protegiendo un movimiento cultural y político que llegó, en la tarde del sábado, para barrer con todas las nubes del cielo.

Iyá-Kerere: www.myspace.com/comparsaiyakerere
Bombelé: www.bombele.es.tl
Hermandad Bonga: www.myspace.com/hermandadbonga
Guariló: www.facebook.com/posted.php?id=96934694044
La Chilinga: www.chilinga.com.ar

Fuente: Agencia NAN

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