Pamela se le insinúa a Aladino

La actriz Pamela Anderson en un momento de la obra. | Cordon Press.

TEATRO | Cobrará 55.000 euros

Eduardo Suárez | Londres

Pamela Anderson transformada en el genio de la lámpara maravillosa. Dicho así suena como la fantasía erótica de un puñado de adolescentes hormonados. Y sin embargo sucedió el martes en un teatrito de las afueras de Londres, en el que cientos de niños y de padres presenciaron la enésima reencarnación escénica de la socorrista californiana.

Por supuesto, la platea estaba a reventar. Menos de niñas que de niños y menos de madres que de padres. Un éxito que sólo cabe atribuir a los atributos de la actriz californiana: Entre otras cosas porque el del New Wimbledon Theatre no es el único 'Aladdin' en cartel en los teatros de Londres: hay otros cinco pero no tienen a Pam.

Por eso la venta de entradas se multiplicó por ocho apenas se supo que estaba en cartel. Y por eso se han producido devoluciones en aquellas fechas en las que son otras actrices quienes recitan el papel del genio de la lámpara.

La obra en sí no es nada del otro mundo. Uno de los muchos ejemplos de las pantomimas navideñas que brotan por estas fechas en la cartelera inglesa. Y sin embargo Pam cobra como si lo fuera: alrededor de 55.000 euros por unas funciones que se extenderán a lo largo de las próximas dos semanas y que ayudarán a levantar la deprimida economía local.

No se puede decir que la californiana haya preparado el papel con asiduidad. En Londres no aterrizó hasta el fin de semana pasado y desde entonces ha cancelado dos funciones, temerosa quizá de no encajar con sus colegas de reparto o de no haber aprendido del todo el papel. Un papel por lo demás banal y con alguna que otra morcilla personalizada. Como cuando la actriz le dice a Aladino: "He volado hasta aquí desde Beverly Hills".

En realidad, Pamela no está sobre el escenario más de un cuarto de hora. Un registro más bien pobre en una pantomima que dura cerca de dos horas y media. Lo que no quiere decir que no sea el plato fuerte de la obra. Y no sólo por el vestuario: zapatos de plataforma, medias de rejilla, peineta exuberante y corpiño rojo pasión. También por su aparición colgada de una especie de trapecio y por su contoneo pecaminoso y casi cegador. "Tus deseos son órdenes", masculla delante de un desconcertado Aladino al que espera: "¿Qué puedo hacer por ti?". Una pregunta que un desalmado respondió el martes a voz en grito desde la platea: "¡Dile que te frote la lámpara!". Demasiado para una obra infantil.

Fuente: El mundo