Luis Salinas, guitarrista de raza, cerrará el año con su repertorio de latin-jazz hoy a las 22.30 en La Trastienda Club.
Ángeles Ojea
Lleva la música tan incorporada a su ser que siente a la guitarra como si fuera una extensión de su cuerpo. Es que desde que tocó la viola por primera vez que comenzó ese romance idílico que nunca tendrá fin. Considerado uno de los mejores guitarristas del país, Luis Salinas sólo busca saciar sus ganas de tocar, de crear música.
Por eso, en un año donde estuvo más presente en su país natal que en el extranjero, decidió hacer un show para tocarle a su gente. La cita será este viernes en el escenario de La Trastienda Club.
–¿Cómo será el show?
–Va a ser de despedida, de celebración, de agradecimiento, de cómo lo viva cada espectador. Pero más importante es que va a ser un recital con mucha música: latin-jazz, cosas viejas, y lo que se viene. Además, al ser en este teatro-boliche, será un gran festejo. Y también habrá músicos invitados.
–Con tantos años de carrera, ¿qué música preferís tocar?
–Me gusta todo lo que hago, lo que a veces no me gusta es cómo lo hago porque hay días que uno no está inspirado. Pero por suerte puedo decir que no hice ningún disco para vender, fueron creados por una necesidad de crear música. Además, el público sabe cuando un artista es sincero y real, cuando toca con el corazón, como yo...
–¿Nunca pensó en cambiar de rumbo, musicalmente hablando?
–La creación viene de una necesidad, y siempre hice lo que sentía, lo que necesitaba en ese momento. Algunas canciones fueron más simples, otras más jugadas. Pero siempre fueron y son creadas sin especulación. No me gusta que se especule, y menos en el arte. Toco el tema e improviso sobre esa canción.
–¿No hay veces que cree que tocó mejor que otras?
–Cuando mejor se toca es cuando se está al servicio de la música. Ella es la estrella. Cuando ponés el ego por sobre la música, no tocás bien. Es que la música es una energía espiritual que está detrás de todo y esa energía se transmite cuando tocás algún ritmo, y se hace más fuerte cuando compartís el escenario con gente que querés.
–¿Extraña cuando tocaba todos los días en bares?
–Uno siempre tiene que tocar o grabar, para que la gente hable de lo que uno hace. Es curioso porque antes tenía que tocar y tocar para ser conocido... La primera nota que me hicieron fue titulada “El desconocido más famoso” porque tocaba en todos lados pero no era popular en los medios. Pero cuando uno se hace famoso, tiene un compromiso, porque tengo que cumplir las expectativas.
–¿Qué haría si no se dedicara a la música?
–No podría hacer otra cosa más que ser músico. La guitarra forma parte de mí, es una extensión de mi mano, como si fuera un dedo más.
Viernes 18 de diciembre a las 23.30, La Trastienda Club, Balcarce 460. Desde $35.
Ángeles Ojea
Lleva la música tan incorporada a su ser que siente a la guitarra como si fuera una extensión de su cuerpo. Es que desde que tocó la viola por primera vez que comenzó ese romance idílico que nunca tendrá fin. Considerado uno de los mejores guitarristas del país, Luis Salinas sólo busca saciar sus ganas de tocar, de crear música.
Por eso, en un año donde estuvo más presente en su país natal que en el extranjero, decidió hacer un show para tocarle a su gente. La cita será este viernes en el escenario de La Trastienda Club.
–¿Cómo será el show?
–Va a ser de despedida, de celebración, de agradecimiento, de cómo lo viva cada espectador. Pero más importante es que va a ser un recital con mucha música: latin-jazz, cosas viejas, y lo que se viene. Además, al ser en este teatro-boliche, será un gran festejo. Y también habrá músicos invitados.
–Con tantos años de carrera, ¿qué música preferís tocar?
–Me gusta todo lo que hago, lo que a veces no me gusta es cómo lo hago porque hay días que uno no está inspirado. Pero por suerte puedo decir que no hice ningún disco para vender, fueron creados por una necesidad de crear música. Además, el público sabe cuando un artista es sincero y real, cuando toca con el corazón, como yo...
–¿Nunca pensó en cambiar de rumbo, musicalmente hablando?
–La creación viene de una necesidad, y siempre hice lo que sentía, lo que necesitaba en ese momento. Algunas canciones fueron más simples, otras más jugadas. Pero siempre fueron y son creadas sin especulación. No me gusta que se especule, y menos en el arte. Toco el tema e improviso sobre esa canción.
–¿No hay veces que cree que tocó mejor que otras?
–Cuando mejor se toca es cuando se está al servicio de la música. Ella es la estrella. Cuando ponés el ego por sobre la música, no tocás bien. Es que la música es una energía espiritual que está detrás de todo y esa energía se transmite cuando tocás algún ritmo, y se hace más fuerte cuando compartís el escenario con gente que querés.
–¿Extraña cuando tocaba todos los días en bares?
–Uno siempre tiene que tocar o grabar, para que la gente hable de lo que uno hace. Es curioso porque antes tenía que tocar y tocar para ser conocido... La primera nota que me hicieron fue titulada “El desconocido más famoso” porque tocaba en todos lados pero no era popular en los medios. Pero cuando uno se hace famoso, tiene un compromiso, porque tengo que cumplir las expectativas.
–¿Qué haría si no se dedicara a la música?
–No podría hacer otra cosa más que ser músico. La guitarra forma parte de mí, es una extensión de mi mano, como si fuera un dedo más.
Viernes 18 de diciembre a las 23.30, La Trastienda Club, Balcarce 460. Desde $35.
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