miércoles, 9 de diciembre de 2009

Dos detectives buscan poemas perdidos para ser publicados por La Talita dorada

La colección los detectives salvajes

Julián Axat y Juan Aiub editan textos inéditos, de exiliados o de poetas actuales

"Un día un compañero mío de la agrupación H.I.J.O.S, Juan Aiub, me llama porque encuentra la libreta de su papá con varios escritos –comenta a Diagonales el poeta y abogado platense, Julián Axat– y me dice: 'Vos que andás con la poesía, tengo esta libreta de mi papá que quedó entre las cosas que dejó cuando lo secuestraron y cuando allanaron la casa los milicos se olvidaron de llevarse este cuaderno. Creo que es un libro de poesía que mi viejo tenía armado. No sé qué hacer, ignoré durante mucho tiempo la identidad que tenía y ahora me doy cuenta que esto puede llegar a ser un libro. Tengo ganas de armar algo'. Y así comenzó todo".

Ambos empezaron a dar forma, desde la editorial La Talita dorada, a la colección que posteriormente denominaron Los detectives salvajes en homenaje al escritor Roberto Bolaño, quien narra la búsqueda de la poetisa mexicana Cesárea Tinajero, de la mano de dos jóvenes poetas, Belano y Lima.

Aunque la idea en un primer momento fue armar una página web donde serían publicados los poemas de Aiub, más tarde se concretó la edición del libro al que llamaron Versos aparecidos. Eso, conjuntamente con la página, constituyó el primer paso de lo que sería una colección, que hoy contiene varios libros de poemas publicados.

"Cuando comenzamos con todo esto, él me dice: 'por qué no hacemos de esto un proyecto para publicar otros poemas como el mío. Deben haber tantos casos parecidos al de mi papá, porqué no montamos un proyecto para recuperar textos no sólo de desaparecidos sino de asesinados, de exiliados, o poetas de la época que viven actualmente y que podemos revalorizarlos en función de un concepto de poesía social y política”, continúa Axat.

–¿Cómo siguió todo después de la publicación?

–Mucha gente vino hacia nosotros, rescatamos mucha poesía en el 2005 y el 2006. Nos embarcamos en el proyecto de Jorge Money. Pero a diferencia de Aiub, que era un poeta desconocido o conocido por sus compañeros y militantes, con Money, damos primero con un verso en el libro Palabra viva, que es una antología de manuscritos y escritos de autores desaparecidos durante la última dictadura que publicó la CEA en el año 2000. Ahí encontramos un poema de Money que nos llamó la atención. Habla de los hijos de la revolución o, de los hijos por venir en el momento en que nuestros padres estaban haciendo la revolución. Es un poema embarazado, porque en el centro del poema o el verso que está en el ombligo del poema, habla de un hijo, del hijo de Money, que es Matías. Nos pareció muy gráfico y salimos a rescatar a este poeta. Buscamos por todos lados registros de él, encontramos algunos poemas sueltos y la CEA nos manda a buscar a Alberto Szpunberg, periodista del diario La Opinión que trabajó con Money hasta que lo asesinó la Triple A. Él nos cede todos los manuscritos de Money, que se los llevó al exilio porque si lo hubieran encontrado con esto lo llevaba la dictadura a él también. Nos dio la libertad para trabajar con estos textos. Transcribimos los textos y buscamos a Matías, el hijo del que habla Money en el poema. Buscamos por todos lados y nos contactamos con él. Nos embarcamos en el proyecto de editar al papá, aunque había tenido muy poco contacto con él porque lo asesinaron cuando tenía dos años. A través del libro de poesía, empezamos a reconstruir la historia. Nos encontramos con que Jorge Money había editado alguno de sus poemas, uno de ellos dedicado a Lalo Panceira, quien escribió el epílogo.

–¿Cómo es el proceso de reconstrucción que realizan?

–El resultado es un libro, pero en realidad es más que eso, es un paso más del proceso. Primero es la búsqueda o el contacto con el familiar que pueda llegar a tener manuscritos del desaparecido. El segundo paso, la posibilidad de charlar, dialogar, para pensar en editar esos escritos. Lo que sigue es seleccionar los textos, cuidarlos, transcribirlos. Después, es pensar en el libro, en el prólogo, cómo hacer un homenaje al poeta. Pensar en amigos, conocidos o compañeros que puedan hablar del autor en el libro. Por último, una presentación homenaje que exceda al libro con la difusión necesaria para su realización.

Fuente:
Diagonales

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