ANDREA TENUTA ANUNCIÓ QUE ABANDONA LA ACTUACIÓN
La actriz mostró su deseo de ir cerrando esa etapa para darle espacio a sus ganas de “estar en la parte de atrás de la creación ”.
Francisco Bahamonde
Es actriz, comediante, clow, cantante, es todo eso y mucho más. Dúctil y versátil siempre se mostró segura en poner el cuerpo sobre un escenario, frente a una cámara o sosteniendo un micrófono, cómoda como “pez en el agua”. Esto es lo que justamente le dijo Atahualpa Del Cioppo, un prestigioso director de teatro y dramaturgo uruguayo cuando la vio actuar en Narices allá por mediados de los ochenta. La mujer en cuestión es Andrea Tenuta, una actriz en constantes cambios a los que ella considera como “evoluciones naturales cimentadas con el tiempo”.
De todos los cambios artísticos en su vida, Andrea Tenuta esta transitando quizá por uno de los más cruciales, el que la llevará a abandonar paulatinamente la actuación para instalarse del otro lado del hecho creativo , del lado de atrás de esta fábrica de sueños. “Estoy en una etapa más para adentro en la que me esta gustando más el atrás que el delante de la escena, tengo ganas de pensar en esos términos ahora. Así me veo en un futuro” le cuenta a Criticadigital muy reflexiva, casi pensando puntillosamente cada una de las palabras que escruta, como un cirujano en una riesgosa operación, quizá porque se da cuenta que declara públicamente en este preciso instante que la Andrea Tenuta actriz le esta dejando su lugar a una futura directora cinematográfica y que los escenarios ya no serán los océanos en los cuales nadar. Como sentencia de esto fue su “agradecimiento enorme a mis maestros, los que fueron dándome todo lo que sé”.
A mediados de los ´80 llega uno de los grandes cambios de su carrera, el de conocer una popularidad mayor cuando interpretó a Matilde, la hija de China Zorrilla y su propio padre en Esperando la carroza de Alejandro Doria. Andrea Tenuta tuvo su primer contacto con la obra de Lagsner al otro lado del Río de la Plata cuando de chica presenció esta pieza teatral.
Hoy vuelve su mirada atrás para recrear nuevamente a la hija de Elvira y Sergio Musicardi en Esperando la carroza 2 : “Sólo tuve que llegar a Buenos Aires y ponerme la ropa, encontrar la voz y empezar” contó.
La Tenuta, es una actriz que se le animó a la comedia musical, o como ella dice “una actriz que canta, no termino de definirme como una cantante ya que conozco mis limitaciones”, pero la gran escuela que significó haber trabajado durante años en la trouppe de Hugo Midón y en 1988 junto a Carlos Perciavalle en Cabaret interpretando a Sally Bowles, uno de sus personajes más queridos, le permitió dar un desvío en su camino e ingresar con Arráncame la Vida y de la mano de Chico Novarro y Betty Gambartes al mundo de los boleros. “Cuando Betty me comunica el proyecto casi me desmayo de felicidad infinita por la admiración que le tenía ya a Chico (Novarro) y por lo precioso que era el espectáculo” le cuenta a Críticadigital. Finalmente fue un éxito con cinco años de teatros llenos repartidos en dos temporadas, a principios y finales de la década del noventa. “Yo decía que en ese momento cumplía ampliamente la función social del artista porque con nosotros hubo gente que se enamoró y formó familias” y entre otras cosas impusieron nuevamente al bolero dentro del repertorio nacional y ella se convertía en una actriz que demostraba que la ductilidad era parte de su ser.
Tanto trabajo fue postergando el amor en su vida y éste fue uno de los últimos cambios, comenzar a pensar más en eso, en el corazón. Fue entonces su radicación en España, y en este caso no fue la actuación, el cine o el teatro que la llevó a la madre patria, sino el amor. “Estuve trabajando mucho en mi vida, haciendo teatro muchos años seguidos por la noche y la vida afectiva se complica con esta forma de vivir. No es algo de lo que me quejo, pero bueno de pronto puse el foco en la vida afectiva y sucedió. Me enamoré”. Esta casada con José Luis Garci, uno de los cineastas españoles más prestigiosos. En España fue el momento para empezar a andar la nueva vida, la del detrás de escena.
“Es muy distinto trabajar allá, tienen otros tiempos. En Buenos Aires existe mucho vértigo y uno esta dentro y no lo nota pero cuando salís te das cuenta que hay otros tiempos” reconoce y completa la idea cuando dice que “la presión con la que se trabaja en Argentina también hace que salgan cosas muy buenas, porque aquí los directores pelean por tener más metros de celuloide porque en consecuencia tienen menos posibilidades de hacer tomas, tienen menos posibilidades de equivocarse” y a pesar de esto hay cineastas que están al nivel de cualquier producción europea”, y lo mismo sucede con la televisión en donde existen productos de un “altísimo nivel”.
A pesar de las ventajas que puede evidenciarse al otro lado del charco, Andrea “hecha de menos algunas cosas de su segunda patria” y es la “ebullición creativa que hay en Buenos Aires”. La actriz señala que “artísticamente esta ciudad es muy superior a Nueva York, Londres y otras grandes ciudades, el nivel de creación en Buenos Aires es inconmensurable”. Para decir esto se basa en la gran cantidad de espectáculos en cartel y que de ellos “la mitad por lo menos son realmente buenos y diferentes” desde lo comercial hasta el under o en las casitas en donde hay veinte espectadores y se pueden ver cosas muy interesantes.
A la hora de hablar de proyectos, la actriz murmura sus ganas de hacer cosas en Buenos Aires, claro que seguramente poniendo el cuerpo para sostener una creación pero desde otro lado, en donde la satisfacción del hecho supere a la vanidad y las luces del centro.
VIVITOS Y COLEANDO O LA MÁQUINA DE PENSAR. En ATC se hicieron y se siguen haciendo (ahora como Canal 7) los mejores programas infantiles, esta afirmación es rubricada por la actriz que durante 15 años dedicó su vida a un grupo de payasos liderado por Hugo Midón y del que se siente “orgullosa y feliz” de haber integrado. "Empezamos en la época de la dictadura haciendo El imaginario en el teatro Odeón, donde cantábamos una canción que entre otras cosas decía: "un guardián es un guardián, nada menos ni nada más, no es el dueño de la plaza ni de todo lo que pasa, ni de lo que pasará" nos canturrea al borde de la emoción y las lágrimas ya que recuerda como “la gente escuchaba eso y se venía abajo el teatro, era el único lugar en donde se podía decir algo, en teatro para niños”. Si se quiere otra función social del artista.
Cuenta que le pasa que camina por calles de la ciudad y un muchacho la mira y le canta:"somos los payasos tomados del brazo", ahí recuerda todo el tiempo vivido con el director, Roberto Catarineu, Carlitos March y Carlos Gianni o Berugo Carámbula y Ana María Cores.
Luego con el advenimiento de la democracia hizo Narices que “hablába de unos payasos que estuvieron escondidos durante mucho tiempo y que ahora pudieron salir pero olfateando con su nariz, como viendo como era la cosa, en que estaba todo” un verdadero mensaje detrás de canciones preciosas.
Un discurso novedoso dentro de un programa para chicos y la actriz reconoce que uno de los éxitos fue “tratar a los niños como a un par, mas chiquito pero un par”. Planteándoles interrogantes necesarios, un trasfondo que con el devenir de su crecimiento ese mensaje repercutiría para su vida futura.
Ante la confesión el interrogante se planteó, ¿Qué pasará con la nariz de payaso, se la sacará?, ella no duda en responder “nunca, no me la voy a sacar nunca. Una vez que conoces la nariz de payaso, jamás podes quitártela”.
Fuente: Crítica
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