jueves, 29 de abril de 2010

R. Tarruella: “Mi literatura no es una cuestión casual”

Ciclo Cuatro Ficciones: El escritor presenta hoy Allá, arriba, la ciudad

Ramón Tarruella será el protagonista de la edición de hoy del Ciclo Cuatro Ficciones, porque a partir de las 19.30 presentará su libro Allá, arriba, la ciudad, en el Centro Cultural Islas Malvinas (19 y 51).

La novela del escritor, uno de los responsables de la editorial Mil botellas, obtuvo el segundo puesto en el certamen de Literatura Luis José de Tejada, de Córdoba, cuyo jurado estuvo formado por Angélica Gorodischer, Perla Suez y Tununa Mercado, quien estará en la presentación de esta tarde.

El autor de Allá, arriba, la ciudad le adelantó a Diagonales la trama de su novela, que transcurre en Buenos Aires, precisamente "en uno de esos teatros hacia abajo, tipo sótanos. Los tres personajes son un electricista, un carpintero y una señora que limpia, que están montando una obra y uno de esos días es el 19 o 20 de diciembre de 2001. Ellos se quedan encerrados y todo lo que se cuenta en la novela, lo que pasa arriba (por eso el título), se cuenta a partir de los ruidos que escuchan ellos y a partir de las conjeturas". Además, Ramón Tarruella aclaró que "nunca se habla directamente que es diciembre de 2001, pero por cuestiones históricas se entiende".

Lo que le interesó "retratar" en su libro fue "el miedo frente a esa situación, la incertidumbre, porque ellos están como en otro mundo, también en el sentido de que están bajo tierra y armando una ficción y tampoco pertenecen al mundo de la ficción porque son trabajadores que ocasionalmente están trabajando en ese teatro. A mí me interesó retratar eso y a través de la mirada de personajes que siempre en los relatos de hechos históricos no aparecen". Por eso, Tarruella contó que pensó en el libro de Miguel Bonasso, El palacio y la calle, porque "justamente está el palacio, que es el poder y la calle que la militancia, pero hay todo un sector, una franja ambigua que a veces no es producto del retrato desde la ficción y a mi me interesó eso".

–¿Qué destacaría de la obra o en qué considera que se detuvieron los jurados a la hora de elegirla?

–Hay dos apuestas en la novela: una es la prosa, una apuesta fuerte de una estética en la escritura que tiene que ver con el ritmo de la novela, por momentos se vuelve muy caótica, hay pocos puntos seguidos y muchos aparte. Cuando el caos se vuelve más visual y más auditivo, la prosa también va generando eso. Y cuando se aquieta, cuando hay momentos de pausa, los capítulos y los títulos son más cortos.

Y después está la temática, me parece que hace falta un poco ese relato de personajes del anonimato, que es lo que yo sugerí. Dos de las jurados, Perla Suez y Tununa Mercado, me dijeron en la presentación en Córdoba que les había gustado mucho la forma en que yo había retratado esa situación de personas que están en el interior y retratan el exterior.

–¿Qué coincidencias y diferencias encuentra entre su primera novela, Balbuceos (en noviembre) y Allá, arriba, la ciudad?

–Creo que la primera es un balbuceo, por eso el título, que lo saqué de un reportaje que le hace Soriano a Cortázar. Es un intento de escribir algo que no se puede escribir. Pero hay un punto en común: son dos novelas que retratan dos tragedias distintas, quizás desde la incertidumbre que es lo que se quiere contar y no se puede.

En Balbuceos la apuesta es más fuerte por estar en primera persona, la apuesta del personaje como escritor, hay una oda al arte, sobre todo a la literatura, un personaje que se juega todo por escribir frente a una tragedia. En cambio en este caso, hay una mirada contemplativa o de admiración a lo que es el arte, pero no tienen ese acceso, son tres trabajadores que están en contacto, pero no tienen la misma relación.

Ramón Tarruella coordina talleres de literatura a los cuales considera como "un laboratorio en el que aprendo mucho y el estar en contacto todo el día con la palabra permite tener un estilo y a la hora de escribir elegir qué escribir. Para mí la literatura, mi literatura al menos, no es una cuestión casual”.

Fuente: Diagonales

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