jueves, 29 de abril de 2010

La realizadora platense July Massaccesi estrena Cabeza de pescado en el Select

Es el primer largometraje de la cineasta y ya fue premiado en varios festivales

Cabeza de pescado, la ópera prima de July Massaccesi se estrena hoy, a las 18, en el Espacio Incaa (Cine Select, ubicado en el Pasaje Dardo Rocha) de La Plata, ciudad natal de esta realizadora que vivió aquí hasta su adolescencia para después instalarse en la Capital Federal. La película se continuará exhibiendo en la misma sala durante una semana.

"Trabajando en la escuela de cine del Incaa, estaba bastante acostumbrada a leer guiones y mis amigos Fernando Barrientos y Edgardo Sosa me acercaron éste que escribieron ellos. Cuando lo terminé de leer, me produjo una emoción importante, entonces les propuse llevarlo al cine y a partir de ahí empezamos a trabajar en el proyecto", contó July Massaccesi a Diagonales sobre la elección de la historia de la película, que fue filmada en blanco y negro y con detalles en verde.

–¿Le genera alguna sensación especial estrenar esta película en la ciudad donde nació?

–La verdad estoy súper emocionada. Está toda mi familia allí, voy periódicamente y tengo mucho cariño por esa ciudad. Creo que es una cosa bastante movilizadora para mí.

Cabeza de pescado cuenta una historia que sucede en un tiempo que no es éste. Allí, Calvino es taxidermista y vive junto a su esposa Stella y su hijo Nino, que padece un virus que lo va mutando en otro ser. Pero un día conoce a Rosie, quien de forma muy trágica cambiará su vida.
Ingrid Pelicori, Martín Pavlovsky, Carlos Kaspar, Laura Nevole y Diana Wells conforman el elenco del film, que ya recorrió varios festivales de cine logrando premios que destacaron tanto a la película como a la directora y a los actores principales.

–¿Cómo fue la elección de los actores?

–Primero pensé en caras, vi caras y caras. Después elegí, vi lo que habían hecho y les hice un casting. Fue una forma inversa a lo convencional. Y de allí salieron los actores. Pero los que me iban a acompañar en un principio, no fueron los que finalmente estuvieron en la película. En el cine uno propone y el tiempo dispone. En el momento del rodaje, a estos actores se les complicó porque estaban con otras actividades. Tuve que salir a buscar nuevos actores y así nacieron los protagonistas del film, que han sido fantásticos, tuvimos una experiencia increíble e incluso se han llevado premios en los festivales donde estuvo la película. Seguramente en otra oportunidad voy a volver a trabajar con ellos.

–¿Es difícil convocar a actores cuando se va a realizar un primer largometraje?

–En la escuela de cine del Incaa tenemos costumbre de trabajar con actores conocidos, ya desde los cortometrajes participan muchísimos de ellos y veo que tienen una predisposición bastante sincera y están siempre dispuestos a colaborar, que en síntesis es lo que hace a una película, que los actores puedan poner su buena voluntad y su cariño en lo que hacen, y verdaderamente siempre lo he encontrado.

–Filmó en blanco y negro y con detalles en verde, ¿por qué eligió esa estética para la película?

–Es una película que nos remite a un tiempo que no es este, es una película atemporal, y en ese contexto quise armar todo ese clima. Siempre fue pensada en blanco y negro y esos detalles de color verde son la droga con la que Stella, el personaje de Ingrid Pelicori, se inyecta y se transforma en una persona desquiciada. Me pareció que eso le daba un toque y una estética bastante interesante.

–Y novedosa también...

–Claro, porque estamos hablando de un mundo bastante parecido a éste pero que no es éste. Entonces esta oscuridad, este toque de tragedia, esta infelicidad de los personajes, me pareció bastante bueno que estuvieran acompañadas de esta estética y esta atmosfera que tiene toda la película.

–¿Eso le implicó un mayor trabajo de post-producción?

–No, la verdad que no. El trabajo se hizo en Metrovisión, es la primera película que amplían a 35 mm. porque se hizo en HD, y fue un trabajo que llevó sus días pero no fue tan complicado.

–¿En qué genero ubicaría esta película, que parece tener características del drama y también de la ciencia ficción?

–Si uno no se rotula en un género, eso te da más amplitud de cabeza y te da más libertad. La película tiene un desarrollo de la historia y una estructura que son bastantes formales, bastantes convencionales, por eso yo siempre digo que es un drama. Para mí es un drama. Pero en un punto podemos decir que tiene algo que está relacionado con la ciencia ficción por la atemporalidad de la película, porque estamos en un lugar que sabemos que no es éste, donde la droga del momento es algo de color verde fosforescente y los niños se van transformando en otra cosa, en otros seres. En un punto llevado al extremo puede ser algo conocido, y dentro de eso hay sí algunas cuestiones que nos remiten a la ciencia ficción.

–¿Cree que este tipo de película, con las particularidades que tiene de estética y de historia, la definen como realizadora?

–Uno recibe muchas influencias. En el año ‘89 me puse a estudiar cine y a través de todo este tiempo he recibido muchas influencias, tanto de realizadores argentinos como del exterior. Y a partir de ahí uno va como armándose y formándose, eso es inevitable, y va iniciando el camino que quiere recorrer, después el mismo camino te va llevando... Pero en principio es lo que me gusta hacer.

–¿Ya está pensando en otra película?

–Tengo un thriller en el cual ya estoy trabajando y un par de guiones de los mismos autores de Cabeza de pescado. Una película no se hace todos los días, es un trabajo complicado y lleva bastante tiempo, pero es lo que yo elegí y es el lugar más conocido para mí.

Fuente: Diagonales

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