La capital bonaerense hoy cumple 128 años. Su fundación tuvo influencia masónica y permitió pacificar al país luego de décadas de guerras civiles. Pasado y presente de La Plata.
La Plata hoy celebra el 128° aniversario de su fundación, hecho que será celebrado con distintas actividades. Y no es para menos: recorrer la historia de nuestra ciudad permite reconstruir una parte significativa de la historia argentina.
“Hemos dado a la nueva capital el nombre del río magnífico que la baña, y depositamos bajo esta piedra, esperando que aquí queden sepultadas para siempre, las rivalidades, los odios, los rencores, y todas las pasiones que han retardado por tanto tiempo la prosperidad de nuestro país”, fueron las palabras invocadas por Dardo Rocha para dar comienzo a la historia de una ciudad que se constituiría durante el siglo XIX y XX como centro neurálgico de la Provincia.
Para 1880, el alzamiento porteño ya había sido derrotado, cuestión que motivó la federalización de la ciudad de Buenos Aires y la necesidad de disponer de un nuevo centro político administrativo para la Provincia. La influencia de círculos masones o la creación de túneles subterráneos han sido algunos de los cientos de mitos construidos desde aquel entonces. “Lo raro sería que los fundadores no hubiesen sido masones, ya que eran la mayoría en esa época”, asegura a Hoy Fernando Barba, profesor titular de la cátedra de Historia Argentina en la Facultad de Humanidades de La Plata.
Ensenada, Quilmes y San Isidro eran las primeras opciones que circularon, pero que no tardaron en ser desestimadas. La decisión final se debió a la intención de intentar competir, desde el comercio marítimo, con el puerto de Buenos Aires. “El gran error de Dardo Rocha fue pensar que iba a hacer una nueva Buenos Aires”, concluye Barba.
Los trazos edilicios y urbanísticos hicieron de la ciudad una innovación de época, equiparándola con ciudades como Washington. La perspectiva arquitectónica, concebida por el arquitecto Pedro Benoit, se caracteriza por la orientación en el pensamiento tributario de la Revolución Francesa, lo cual la enmarcó como paradigma de planificación urbanística de fines del siglo XIX.
La inmigración fue el sustento cultural desde los primeros años, siendo que el censo de 1884 mostró que el 82% de los habitantes eran ciudadanos extranjeros y sólo el 12% había nacido en suelo nacional. La mayoría eran provenientes de España, Italia, Francia, Portugal, Austría e Inglaterra.
El siglo XX platense está marcado por vaivenes, ya que se produjeron grandes acontecimientos, como la fundación de la Universidad Nacional de La Plata (1905), y los trágicos años de dictaduras militares.
“La UNLP se convirtió en un gran polo de atracción”, remarcó Barba, graficando con una simpleza inconmensurable lo que significó aquella institución para la ciudad. Científicos y políticos de distintas vertientes fueron el producto de la casa de altos estudios, fundada por Joaquín V. González.
El año 1925 gratificó a la ciudad con la inauguración de una de las destilerías más importantes de la zona, construida en pleno desarrollo de Yacimiento Petrolíferos Fiscales (YPF), que por ese entonces se encontraba a cargo de Enrique Mosconi. Aunque el polo industrial está ubicado actualmente dentro del municipio de Ensenada, en aquel entonces La Plata era la comuna responsable de aquellos territorios. Las dictaduras militares fueron moneda corriente en el país desde 1930. La región fue, a lo largo de los años, la más afectada por los golpes de Estado, ante la gran cantidad de universitarios y obreros de la región.
Los ‘80 y ‘90 fueron años en los que la ciudad no pudo saltear la suerte nacional, viéndose afectada por las distintas crisis político institucionales que afrontó el país.
La reconstrucción de la historia de la ciudad no representa sólo un recorrido anecdótico, sino que permite reconocer los fragmentos que dieron identidad a varias generaciones, plasmando lo positivo y negativo, en una cultura que, hasta la actualidad, mantiene vivo los acontecimientos del pasado.
Fuente: http://www.diariohoy.net/accion-verNota-id-113873
La Plata hoy celebra el 128° aniversario de su fundación, hecho que será celebrado con distintas actividades. Y no es para menos: recorrer la historia de nuestra ciudad permite reconstruir una parte significativa de la historia argentina.
“Hemos dado a la nueva capital el nombre del río magnífico que la baña, y depositamos bajo esta piedra, esperando que aquí queden sepultadas para siempre, las rivalidades, los odios, los rencores, y todas las pasiones que han retardado por tanto tiempo la prosperidad de nuestro país”, fueron las palabras invocadas por Dardo Rocha para dar comienzo a la historia de una ciudad que se constituiría durante el siglo XIX y XX como centro neurálgico de la Provincia.
Para 1880, el alzamiento porteño ya había sido derrotado, cuestión que motivó la federalización de la ciudad de Buenos Aires y la necesidad de disponer de un nuevo centro político administrativo para la Provincia. La influencia de círculos masones o la creación de túneles subterráneos han sido algunos de los cientos de mitos construidos desde aquel entonces. “Lo raro sería que los fundadores no hubiesen sido masones, ya que eran la mayoría en esa época”, asegura a Hoy Fernando Barba, profesor titular de la cátedra de Historia Argentina en la Facultad de Humanidades de La Plata.
Ensenada, Quilmes y San Isidro eran las primeras opciones que circularon, pero que no tardaron en ser desestimadas. La decisión final se debió a la intención de intentar competir, desde el comercio marítimo, con el puerto de Buenos Aires. “El gran error de Dardo Rocha fue pensar que iba a hacer una nueva Buenos Aires”, concluye Barba.
Los trazos edilicios y urbanísticos hicieron de la ciudad una innovación de época, equiparándola con ciudades como Washington. La perspectiva arquitectónica, concebida por el arquitecto Pedro Benoit, se caracteriza por la orientación en el pensamiento tributario de la Revolución Francesa, lo cual la enmarcó como paradigma de planificación urbanística de fines del siglo XIX.
La inmigración fue el sustento cultural desde los primeros años, siendo que el censo de 1884 mostró que el 82% de los habitantes eran ciudadanos extranjeros y sólo el 12% había nacido en suelo nacional. La mayoría eran provenientes de España, Italia, Francia, Portugal, Austría e Inglaterra.
El siglo XX platense está marcado por vaivenes, ya que se produjeron grandes acontecimientos, como la fundación de la Universidad Nacional de La Plata (1905), y los trágicos años de dictaduras militares.
“La UNLP se convirtió en un gran polo de atracción”, remarcó Barba, graficando con una simpleza inconmensurable lo que significó aquella institución para la ciudad. Científicos y políticos de distintas vertientes fueron el producto de la casa de altos estudios, fundada por Joaquín V. González.
El año 1925 gratificó a la ciudad con la inauguración de una de las destilerías más importantes de la zona, construida en pleno desarrollo de Yacimiento Petrolíferos Fiscales (YPF), que por ese entonces se encontraba a cargo de Enrique Mosconi. Aunque el polo industrial está ubicado actualmente dentro del municipio de Ensenada, en aquel entonces La Plata era la comuna responsable de aquellos territorios. Las dictaduras militares fueron moneda corriente en el país desde 1930. La región fue, a lo largo de los años, la más afectada por los golpes de Estado, ante la gran cantidad de universitarios y obreros de la región.
Los ‘80 y ‘90 fueron años en los que la ciudad no pudo saltear la suerte nacional, viéndose afectada por las distintas crisis político institucionales que afrontó el país.
La reconstrucción de la historia de la ciudad no representa sólo un recorrido anecdótico, sino que permite reconocer los fragmentos que dieron identidad a varias generaciones, plasmando lo positivo y negativo, en una cultura que, hasta la actualidad, mantiene vivo los acontecimientos del pasado.
Fuente: http://www.diariohoy.net/accion-verNota-id-113873
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