lunes, 1 de marzo de 2010

"La mar estaba serena" y su idea de que todos pueden participar de la música

Ayer, en el Centro Cultural Islas Malvinas

El grupo realiza ensayos abiertos para que “todo el mundo” se sume a su proyecto

La mar estaba serena "tiene varios orígenes: uno, fue por el hartazgo natural de la mecánica de tocar y, el otro, la investigación". Así fue como resumió la idea de este nuevo proyecto su creador, el músico Marcelo Serena.

La agrupación, integrada también por Pablo Mini, Mauricio Mentasti, Amalia Nickel, Antonio Santa Marta y Martín Salto, se formó en septiembre de 2008 y un año después decidió realizar un ensayo abierto con la consigna de "componer con la gente". Esa experiencia resultó "increíble" y decidieron repetirla. Desde ayer, todos los últimos domingos de cada mes en el microcine del Centro Cultural Islas Malvinas (19 y 51) y todos los segundos sábados de cada mes, en la Estación Provincial (17 y 71).

–¿Cómo explicaría el surgimiento y la actualidad de La mar estaba serena?

–En realidad, tiene varios orígenes: uno por el hartazgo natural de la mecánica de tocar, yo creo que no hay conexión, hay instalación física y roles, está el artista, el espectador y una rutina. Pensé que subirse al escenario era una especie de operación narcisista, "mírenme, escúchenme", y el otro queda bloqueado en sus acciones, porque tiene que prestar atención. Y otra cosa por las que nació es por la investigación: todas las especies de animales suenan todos juntos y nosotros, si yo preguntara cual es el sonido del ser humano, concluiríamos en que es la palabra, una forma de comunicación, una especie de modificar al otro, donde utilizo argumentos y tonos, que sirve para organizar el espacio en términos de poder. Si tenemos en cuenta, por ejemplo, que meses atrás se encontró una flauta de 35 mil años de antigüedad y que el lenguaje del ser humano está apuntado hace 25 mil años, el ser humanos manejaba las relaciones del sonido 10 mil años antes que la palabra, por eso las definiciones de la música están más acá. Como se cree que el que sabe música puede sonar y el que no se calla y escucha, estas cosas fueron dando arranque primero a un dúo y después se incorporó gente. Y en vez de que digan "que lindo como tocan", quisimos ver que pasaba si interactuábamos con la gente, porque no podemos pasar por alto a la cultura, somos todos bichos atravesados por un marco cultural.

–¿Por qué dice que hay "terror al fenómeno grupal"?

–Porque desde la cultura se entiende por grupo a una suma de individualidades acordando funciones y hay terror a dejar que el grupo opere de forma natural sin poner premisas. ¿Qué pasa si cuando un grupo está tocando me gusta y quiero acoplarme? Yo no voy a destruir el fenómeno que me causa placer, si no existiera esta cosa del rol, uno participaría de manera funcional a lo que está sucediendo, y esto independientemente de que sepa o no música, porque no voy a hacer algo que destruya lo que me estimula. Pero nosotros queremos ver que pasa con esa inclusión, tenemos que abandonar esta posición medio narcisista de "escúchenme a mí en silencio". Yo digo ¿cuál es el problema de que se sume todo el mundo? Hay terror a animarse a ver qué pasa con eso. Y nosotros nos animamos y lo que viene pasando es que se produce una sensación de bienestar importante.

La idea de La mar estaba serena es "tratar de funcionar en grupo, aceptando la inclusión del otro, que no va a entrar de una manera irruptiva, sino de acoplamiento", explica Serena. Al empezar los ensayos abiertos se reparten instrumentos de percusión y la gente toca de arranque, no está en acción pasiva. “Es como decirles: 'acá tenés, hacelo y veamos que pasa', es una manera de sonar grupalmente, es un cambio de eje", dice el creador del grupo. Y todos sonaron juntos.

Fuente: DiagonalesJustificar a ambos lados

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