sábado, 27 de marzo de 2010

La historieta con mayúsculas

Alack Sinner, de Muñoz y Sampayo Foto:Archivo

Crítica de libros / Ensayo

Carolina Menéndez Trucco

El oficio de las viñetas
Por Laura Vazquez
Paidós
352 Páginas
$ 59

"Más que literatura, más que dibujo: literatura dibujada es un moderno estilo de expresión." Si bien actualmente podría hacer referencia al auge de la novela gráfica, esta definición de la historieta difundida a fines de los años sesenta en un aviso publicitario de LD , revista creada y dirigida por Oscar Masotta, capta de manera fiel el espíritu de una época que vio la consolidación de un género, hasta dicho momento considerado "menor": la "narrativa dibujada", como prefiere denominarla Juan Sasturain.

Fruto de su tesis doctoral, El oficio de las viñetas. La industria de la historieta argentin a expande el trabajo que Laura Vazquez realiza como docente en la cátedra Historia de los Medios de la carrera de Comunicación Social de la UBA. Lo original del abordaje es que la autora contextualiza el recorrido principal del libro al inscribir el estudio de la historieta en dos marcos más amplios: por un lado, la historia de los medios y de la industria cultural y, por otro, la historia sociopolítica de la Argentina en el período seleccionado: de 1968 a 1984.

El recorte temporal no es casual. Está signado tanto por "momentos críticos de la historieta" como "de puntos ´bisagra´ en la historia en la cual se inserta." De allí que la periodización se desplace en dos direcciones: de la Bienal Internacional de la Historieta realizada en el Instituto Di Tella (1968) a la publicación de la revista Fierro de Ediciones de la Urraca (1984), hecho que coincide con el despegue internacional de la historieta argentina y su convalidación a nivel nacional. Simultáneamente, el recorrido rueda del Cordobazo de mayo de 1969 al retorno de la democracia en 1983.

Si la hibridez define las artes, cabría preguntarse por qué la historieta no se ha convertido aún en su modelo por antonomasia. No es literatura a secas, pero tampoco se inscribe por completo en el territorio de lo visual. Como bien percibía Masotta en 1968, y Vazquez deja bien asentado a lo largo de todo el libro, el producto es irreductible a sus partes: pocos medios culturales congregan en un mismo espacio y de manera tan amigable naturalezas disímiles como el trazo y la letra, la sensibilidad estética del dibujante y el ingenio del guionista.

Al incluir la dimensión sociológica en su análisis, igual que Eliseo Verón y el propio Masotta, la autora "concibe al medio como portavoz eficaz de ideología para analizar los procesos de significación". Y, más allá de ejemplos directos como lo fueron las revistas montoneras ( El Descamisado y La Causa Peronista , entre otras) o la última versión, mucho más política, de El Eternauta que en 1976 Héctor Oesterheld y Francisco Solano López hicieron circular aún cuando el primero había pasado a la clandestinidad, la historieta siempre guardó una estrecha relación con las condiciones de producción. De allí que el libro, paralelamente a la historia de la "narrativa dibujada", vaya tejiendo un recorrido por la cultura de masas, la tensión entre arte y mercado, la estructura social y el sistema de trabajo de la Argentina.

El oficio de las viñetas. La industria de la historieta argentina es un documentado y animado examen que tonifica la legitimación de un género que hace rato comenzó a ser nombrado con mayúscula.

Fuente: La Nación

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