domingo, 28 de marzo de 2010

"Despertar de primavera": el imperio de los sentidos

Por EDUARDO GIORELLO

Una nueva asociación de dos talentosos artistas norteamericanos como Duncan Sheik, autor de la música, y Steven Sater, creador del libro y las letras de las canciones, dieron como resultado el aclamado "musical", "Despertar de primavera", un espectáculo que sale los cánones habituales de Broadway. Ha sido galardonada en varias ocasiones con los Tonys y Grammys de 2007, entre otros premios a la producción teatral norteamericana.

En estos días llegó la noticia de que "Spring Awakening" (tal su título original) fue considerado el "Mejor Nuevo Musical" por el jurado de los premios Lawrence Olivier de Londres.

Este musical se basa en una pieza teatral vista hace unas décadas en Buenos Aires: "Despertar de primavera", de Franz Wedeking, un dramaturgo alemán nacido en Hannover en 1864. Esta aurora hace referencia a los primeros ardores juveniles, al despertar del primer amor de las parejas y también a la profunda represión ejercida por la sociedad hacia los jóvenes imponiéndoles reglas rígidas y en ocasiones, aberrantes a todo intento de asumir la efervescencia sexual que surge naturalmente en ellos en la adolescencia. Esa eclosión de los sentidos es coartada muchas veces por una educación de moral acérrima y pacata que no entiende razones. La educación representada por los profesores y las costumbres burguesas centradas en los padres y la familia arremeten contra toda forma de libertad de elección de la gente joven. De todo ello habla esta pieza de Wedeking. El musical de Sater y Sheik retoma la temática y la desarrolla dentro de los límites de un musical serio y profundo. Los personajes tienen validez universal y de ahí que sus existencias signifiquen un claro ejemplo en cualquier lugar del mundo donde se represente la obra.

La estructura del musical es en dos actos, de once y nueve escenas cada uno de ellos donde se suceden canciones y cuadros musicales que ilustran las acciones dramáticas. El estilo roquero de la música le otorga a los materiales una atmósfera muy cercana a nuestro tiempo, aunque a veces la partitura no se escuche tan inspirada como merecería un argumento tan comprometido con la libertad individual y tan crítico de ciertas prácticas represivas.

Un complejo equipo creativo argentino se asoció para llevar a escena "Despertar de primavera" y dio como resultado un apreciable espectáculo donde refulgen la escenografía de Jorge Ferrari, espectacular y bella, y los adecuados diseños de vestuario de Alejandra Robotti. Las luces magníficas siempre de Ariel Del Mastro como asimismo su dirección configuran la base de este musical de nervioso devenir escénico. Los rubros técnicos (sonido, videos, músicos en escena) han sido cuidados hasta los extremos y la coreografía de Gustavo Carrizo es sumamente creativa, aun pensando en que está basada en el original de Broadway.

Fernando Dente y Florencia Otero conforman la brillante pareja central, Melchior y Wendla. Sensibilidad, excelente canto en ambos y expresivas caracterizaciones signan la labor de los jóvenes intérpretes. Muy carismática la intervención de Federico Salles como "Moritz" y eficaz la participación en varios roles de Tony Lestingi e Irene Almus.

En la orquesta con dirección de Pablo Olivera se destacan Guido Cefaly (guitarras), Ferando Vallés (batería), Matías Cadoni (bajo), Diego Barraza (viola), Sergio Grosny (cello) y Mariana Allucino (violín), un ensamble muy ajustado y de compulsiva participación en este despertar de los sentidos más puros del ser humano.

Fuente: El Día

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