jueves, 31 de diciembre de 2009

Adiós al Cine Cosmos

Un programa de los años '70 y uno de los '90, continuando con cine de calidad

Por decisión de la empresa que lo administra, y como consecuencia de la crísis que afecta al negocio del cine, el reconocido bastión del cine arte propiedad de la familia Vainikoff cierra definitivamente sus puertas. Historia de una sala y una lucha.

En 1940 Isaac Vainikoff y Duncan Haymes inician la distribución de películas de detrás de la "cortina de hierro". Claro que en Buenos Aires, en pleno auge de los nacionalsocialismos, la iniciativa no fue bien vista. Con todo, los defensores del cine soviético consiguieron franquear la censura y estrenar Rusia en armas en el cine Mundial. La copia, ingresada al país por refugiados españoles, tuvo éxito inmediato y así la labor de la señera empresa Artkino Pictures comenzaba una tesonera misión que finaliza hoy. Por decisión de Luis Vainikoff, hijo de Isaac fallecido en 2003 a los 93 años, el cine Cosmos no reabrirá más sus puertas. La crísis del cine, la baja concurrencia de los últimos meses y la cuota de pantalla que obligaría a pasar películas argentinas de manera sostenida habrían influido en la determinación. En la trayectoria de la familia Vainikoff el terreno de la exhibición cinematográfica nunca fue un lecho de rosas, en 1943 Isaac fue metido preso y, años más tarde, Raúl Alejandro Apold prohibió las películas soviéticas y a Artkino como distribuidora. Curiosidades del destino, esa censura previa fue levantada por el superior inmediato de Apold, Juan D. Perón, y la propia Evita pidió, poco antes de morir, películas de Artkino para exhibirlas en el Obelisco.

Con los años, Isaac Vainikoff compró el cine Cataluña (inaugurado en 1929), al que remozó y transformó en el Cosmos '70, con el añadido numérico por la posibilidad de proyectar películas en 70 milímetros. La historia del Cosmos '70 es muy conocida y reconocida, fue bastión de resistencia cultural en tiempos de la última dictadura militar y el único día de proyección autorizada, en tiempos del autodenominado Proceso, para la exhibición de El acorazado Potemkin, significó que -de la mañana a la noche- la sala estuviese llena. Había inaugurado como tal en Agosto de 1966 con Dominique, y luego tuvo el éxito de La tienda de la calle mayor, joya checa ganadora del Oscar, que estuvo casi siete meses en cartel.

Cuando, con la llegada de la democracia, podían preveerse nuevos tiempos para el cine-arte la crisis nacional e internacional de mediados de los años ochenta hicieron que los costos internacionales del material, pagados a la Unión Soviética, fueran imposibles de asumir. Así el 30 de Noviembre de 1987, cuando se proyectó por última vez Solaris, aventura espacial, de Andrei Tarkovski, el Cosmos cerró. Luego del cine llegó el baile, y una estruendosa discoteca (que odiaban los vecinos) se instaló en lo que había sido la platea. Una luz de esperanza se abrió en enero de 1990 cuando el Cine Cosmos volvió a abrir sus puertas, remozado y ocupando exclusivamente el sector dedicado al pullman con doscientas butacas, y añadió un microcine para la difusión de películas en video a pantalla gigante, sólo que el espectador no era engañado y sabía que ese formato vería allí. Pionero en la materia, la exhibición de este soporte permitió que muchas películas que nunca hubiesen podido estrenarse en la Argentina se vieran en las pantallas del Cosmos.

Esta oferta, sumada a los clásicos ciclos de cine soviético, el cine checo y el dedicado a Ingmar Bergman constituyeron al Cosmos en un referente que se erigía como opción a las multipantallas. Debe señalarse que esta es la crónica de una muerte anunciada y que la familia Vainikoff indudablemente hubiese preferido evitar. Pero fueron demasiados los contratiempos. El más reciente tuvo lugar el 18 de Octubre de 2007, cuando inspectores municipales del gobierno de la Ciudad clausuraron el cine Cosmos, ubicado en Corrientes 2046, por "carecer del correspondiente permiso de habilitación". "Superado ya el error o malentendido referente a la clausura", tal como rezó el comunicado de los responsables, la sala volvió a funcionar a las pocas horas. Con su cierre definitivo, sólo albergará al Cine Club Núcleo, desaparece una sala concebida desde una concepción social y cultural del cine. En tiempos en que la cuota de pantalla intenta romper el cerco que el cine norteamericano ha impuesto al cine argentino en las multipantallas, el cine Cosmos cae como el primer saldo trágico de esta contienda. Quizás última contradicción de un país que tuvo una sala que abrió para luchar contra el fascismo y el cine norteamericano. Y nunca dejó de proyectar buenas películas.

Fuente: http://www.elcine.ws/

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