MúsicaCuesta cruzar la 32. Ni hablar del trópico de Capricornio o la línea ecuatorial. Aun así, ya se cuentan por docenas los músicos platenses que logran hacer lo suyo en escenarios extranjeros.
La crisis, la aventura, la familia o el amor llevaron a algunos platenses a establecerse permanentemente en otros puntos del planisferio.
Internet, la autogestión y un acabado espíritu itinerante llevó a otros a extender sus giras alrededor del mundo. De una forma u otra, el simiente de la música local se desdobla por el atlas.
La historia más famosa es la de Bárbara Zampini, la esposa platense de Dee Dee Ramone -bajista de la mítica banda punk Ramones-. Bárbara conoció a su consorte en el ‘95, cuando tenía tan sólo 16 años y lideraba la banda Penadas por la Ley. Contra todo pronóstico, y a pesar de los 27 años de diferencia que se llevaba la pareja, el amor floreció: convivieron en Lomas de Zamora, en una quinta de City Bell y, en un principio, reprobados por su familia, consiguieron casarse en la lejana Amsterdam. Volvieron y formaron un proyecto con algunos de los punks locales de Embajada Boliviana, pero no prosperó. Entonces se mudaron a Nueva York. Allí grabaron un disco, The Ramainz Live in NYC -15 de junio de 1999-. La placa quedó en la historia como el testimonio sonoro de la banda que tuvo Bárbara (ahora Ramone, en bajo) con su marido (en guitarra). Y por si fuera poco, Marky Ramone los acompañó en batería.
Una historia más actual es la de Juan A. D’Amico. El músico underground, después de formar parte de la banda platense Fire Squad, se fue a vivir a España e inició un nuevo proyecto, Trigal, el que lo hizo girar por toda la Península Ibérica, grabar en Marruecos y viajar a Estados Unidos, donde la disquera Sense-less Empire editó uno de sus LP. Experimental y psicodélico, extendió su pasión por la música con la creación de un sello propio, Discos de la Flor Solar, flamante editor de su material y responsable del disco de pasta de la banda platense La Patrulla Espacial, el mismo que hoy se consigue en nuestros pagos.
Santa Rita encuentra entre sus filas otros ejemplos de nuestro talento en el viejo mundo. Las platenses Natalia Brovedanni (guitarrista) y Eugenia Kiernan (bajista) forman parte de este joven proyecto punk formado en 2008, que a fin de mes teloneará nada menos que a la banda de la actriz californiana Juliette Lewis.
El grupo, militante de un sonido garage y con influencias del movimiento feminista riot grrrl, hará su presentación estelar el próximo 27 de noviembre en la mítica Sala Apolo de Barcelona, donde expondrá su material grabado.
También por Barcelona reside el talentoso guitarrista Juan Manuel Coppola, ex integrante de grupos locales como Siempre Lucrecia o Federico Kempff y Tarantinos. Después de un prolífico período compositivo en Copenhague (Dinamarca), el joven pincharrata formó Popi and Lukey, proyecto al que puso voz y editó en un disco al establecerse en España. Hoy, también forma parte de MOGH, un rockero proyecto que lo tiene tocando para el sello MoviStar.
Por su parte, en México, el sello independiente platense Laptra tiene un bravo representante. Koyi Kabutto, el proyecto acústico indie de Diego Darrigran, dio a luz un nuevo disco -Pelícanos (2009)-, el cual actualmente presenta activamente en las tierras aztecas.
Pero no todos necesitan otra ciudadanía para exponer sus melodías. Cada vez son más las bandas de nuestra ciudad en salir de gira al exterior: el fin de semana pasado El Mató A Un Policía Motorizado tocó junto a los Super Furry Animals en su “Gira apocalíptica y mágica de Río de Janeiro”. Se suman a la lista Mostruo -recién llegados del festival brasileño de Varadouro-, Norma -estelares figuras de las marquesinas del festival Calango en Cuiabá de Mato Grosso-, o 107 Faunos -en las playas uruguayas de La Pedrera, en Rocha.
Rockeros, experimentales o acústicos, nacionalizados o de gira, ellos son sólo algunos de los incontables ejemplos de nuestra principal exportación: la música.
Federico Valenti
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