sábado, 28 de noviembre de 2009

Melodías para remontar la infancia

MUSICA › MAGDALENA FLEITAS PRESENTA EN VIVO BARRILETE DE CANCIONES, SU TERCER DISCO

La musicoterapeuta y directora de jardín de infantes cede protagonismo a otros docentes y a invitados especiales: Fito Páez, Luis Pescetti, Palo Pandolfo, Kevin Johansen e Iván Noble. El espectáculo es en el Metropolitan.

Por Karina Micheletto

Murga y huayno, candombe y chacarera, cumbia y rock and roll, un tema medio punkito, otro que suena reggaetón. La música de Magdalena Fleitas es un recorrido rítmico con múltiples climas y colores y una consigna imnplícita: invitar a la escucha compartida de chicos y grandes. Lo logra en su nuevo disco, Barrilete de canciones, y también en el teatro, donde hoy volverá a presentar su nuevo espectáculo, a las 17.30 en el Metropolitan (Corrientes 1343). No está sola: en el disco participan invitados como Kevin Johansen (que estuvo con su guitarra en el Metropolitan el sábado pasado), Fito Páez, Iván Noble, Palo Pandolfo y Luis Pescetti. Y una nutrida banda que se luce también en el teatro, formada por los músicos que acompañan a Fleitas, pero también por los docentes de la escuela Risas de la Tierra, el punto de partida de todas estas canciones.

Fleitas es musicoterapeuta y directora del jardín musical de Palermo en el que se gestaron los temas de Barrilete de canciones: “El disco es un fruto de estos años de trabajo en la docencia, además de un recorrido por los ritmos latinoamericanos”, explica, y se entusiasma: “Los docentes de la escuela no son maestros jardineros, vienen de la plástica, el clown, la expresión corporal. Ellos fueron componiendo estos temas en la tarea cotidiana con los chicos y son ellos los protagonistas. Los artistas estamos acostumbrados a ocupar el escenario, a marcar el territorio, pero esta vez el proceso fue muy diferente. Hablo de este disco como un fruto porque nos sorprendió a todos, cuando miramos para atrás y vemos las huellas recorridas: apareció como un descubrimiento”. En escena, Fleitas y los músicos, docentes, clowns y actores que la acompañan proponen “un recorrido por el ciclo escolar a través de las estaciones de la naturaleza”. Junto a los temas elegidos (algunos de este disco, otros de los CD anteriores de Fleitas, Risas de la tierra y Risas del viento), hay performances actorales y de clown, proyecciones e ilustraciones en movimiento, todo un despliegue marcado por una estética definida.

En el disco –con producción musical de Max Devrient, se encarga de agradecer Fleitas–, el invierno o la primavera, el comienzo de clases, la fiaca para levantarse, ese día en que no dan nada de ganas de ir al jardín o ese otro absolutamente maravilloso, transcurren en canciones donde suenan guitarras, batería, percusión, charango, cavaquinho o mandolina. “Instrumentos reales, no un tecladito que los imita”, aclara Fleitas, por si hiciera falta. Su voz no es la protagonista de estas canciones: muchas de ellas son asumidas por docentes y por los invitados ilustres. Entre esas canciones están “Sapo sapo”, a cargo de Palo Pandolfo; el rock de protesta “No quiero ir al jardín”, con la voz de Iván Noble; “Qué frío” y “Tenemos tanto”, en los que participa Fito Páez; “Hoy no es domingo”, con el sello de Kevin Johansen; y “Toc toc”, con el de Luis Pescetti. “Todos estos invitados son papás de chicos del jardín que se engancharon con la idea de compartir su música. Algunos chicos crecieron y ya no vienen más, como la hija de Palo, pero hay un vínculo que sigue intacto”, cuenta Fleitas.

La música y docente sigue hablando con pasión de su trabajo y del desafío que queda planteado: “Ser constante, seguir adelante a pesar de las dificultades, seguir escuchando lo que traen los chicos y descubriendo cómo se renueva el repertorio”, lo define. “A veces es difícil sostener el impulso de hacer cosas con chicos, porque es cansador, no reditúa tanto económicamente, no es fácil... Pero cuando uno encuentra ese diálogo maravilloso que se puede mantener con los chicos a través de la música, esa posibilidad de descubrir un mundo diferente, este trabajo se transforma en misión. Algo realmente profundo y personal, algo muy, muy auténtico. Si no fuera así, no podría hacerlo”.

Fuente: Página 12

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