sábado, 31 de octubre de 2009

El pingüinito que se las sabía todas

El regreso. Petete ya tiene su libro gordo para las nuevas generaciones.

EDITAN EL LIBRO GORDO DE PETETE

Para alegría de chicos y grandes (que fueron niños en los 70), el popular personaje de García Ferré regresa con su gorda enciclopedia.

Pablo Bruetman.

El libro gordo de Petete nunca existió. Fue un libro que todos conocieron sin nunca jamás tenerlo entre sus manos. Incluso el mito dice que ese libro invisible los había educado. Que así como la espada le daba a He-man el poder de Grayskull o la poción mágica de Panoramix hacía más fuertes a los galos, el libro de Petete daba sabiduría. Y aún más, que había conseguido que los niños de la década del 70 –y también de la del 80– se interesaran en contenidos de materias escolares. Sólo el lector de autores sin obra, Carlos Saúl, podría afirmar haberlo leído. En rigor, El libro gordo de Petete fue un micro televiso creado por el dibujante español Manuel García Ferre. En ese programa, que se emitía por Canal 13, Petete era un pequeño pingüino proveniente de la Antártida, de color marrón claro, con la cara y el abdomen amarillos, un gorro de lana con pompón encima y un chupete colgando del cuello. Lo acompañaba una modelo y mostraba un corto educativo para chicos que no solía durar más de dos minutos. Y después Petete pasó, a contramano de la costumbre, de la pantalla al papel. Sus micros televisivos se empezaron a editar en fascículos que se conseguían en los quioscos. Pero El libro gordo de Petete nunca jamás tuvo su tapa dura. Hasta ahora.

A más de 20 años de abandonar la pantalla, El libro gordo de Petete dejará de ser invisible. Y de confirmarse la tradición, cuando salga a las librerías el 3 de noviembre, editado por V&R, irradiará de sabiduría a jóvenes y adultos.

Un libro del que se habló durante cuatro décadas no podía ser una edición normal. Por eso las letras y el dibujo central del personaje, en la tapa, se imprimieron en stamping oro. Y los diseñadores eligieron darle al fondo una textura que imita a un libro antiguo, símil cuero.

Se imprimieron 10 mil ejemplares en papel ilustración de 150 gramos, a todo color. Y costará 129 pesos.

La tapa es de color azul. Así lo exigió García Ferre. “Él pidió que fuera azul para que remitiera a la fantasía del libro gordo azul que se abría. Nos requirió que no se cambie, y lo bien que hizo”, confesó a Crítica de la Argentina la gerenta editorial de V&R , Trini Vergara. “Y nosotros le agregamos más cosas para dar lujo, para que el libro parezca importante, para que sea un tesoro”, agregó.

Making off. En V&R trabaja Julia Pucci, una mujer que había colaborado con García Ferre en los fascículos de El libro gordo de Petete, y en una charla con ella, en la editorial, se prendió la lamparita: ¿Por qué no editar el libro nunca escrito más recordado de la Argentina? Se respondieron que sí, que podían hacerlo, y pusieron manos a la obra reuniéndose con el autor del libro invisible. García Ferré recibió a los responsables de V&R en su oficina. El hombre escuchó la propuesta y se puso de pie. Algo estaba por pasar. El libro gordo de Petete existiría o seguiría siendo invisible. Todo dependía de su autor. Finalmente, Ferré agarró una valija negra y de adentro salió el héroe: “Era Petete, el muñeco, no lo podíamos creer, le sacamos fotos. Él lo movía, estaba atado con un ganchito”, rememoró Vergara.

Después vino lo complejo. El libro se basó en los fascículos coleccionables y los micros televisivos. Primero hubo que encontrarlos, después digitalizarlos y luego reescribirlos porque desde la época de Petete hay muchas cosas que cambiaron en el mundo. Por ejemplo, cuando Petete estaba en la tele se hablaba de un futuro camino a una nueva era glaciar y ahora aparentemente hay calentamiento global. Y ni hablar de los cambios tecnológicos. “Tuvimos que eliminar los temas de computación. En los dibujos la computadora ocupaba toda la hoja”, explicó Vergara.

Pero aún faltaba lo más importante. El libro debía estar diseñado para que les gustara a los chicos de hoy. Para comprobarlo V&R realizó “focus groups” con chicos y chicas de entre 8 y 12 años. Y los nenes dieron su veredicto: nada de dibujos actuales. Ilustraciones viejas. Catástrofes. Animales monstruosos. Y pulpos gigantes. Cosas que salieran de lo común. Como el libro de La historia sin fin de Michael Ende. O como El museo de la eterna, novela de Macedonio Fernández. Como los libros que existieron sin que nadie haya podido leerlos. Los libros mágicos. Como el de Petete, el libro que fue invisible hasta –ya está escrito- el 3 de noviembre de 2009.

Fuente: Crítica

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