lunes, 28 de septiembre de 2009

Arte y parte

Artes visuales

La muestra colectiva "Partes del todo" reúne a un grupo de artistas en el Teatro Argentino. Una propuesta para armar un rompecabezas de arte

Las muestras colectivas tienen un agregado especial en relación a las muestras individuales, hay una fuerte intención de unificar, de encontrar los puntos en común con el otro y de armar nuevos sentidos. De repente, un artista se comunica con su par y encuentra que hay semejanzas en sus estilos, en sus técnicas o en sus formas de ver el mundo. Además, el hecho de exponer juntos un conjunto de artistas da cuenta del espíritu solidario, del compartir.

Su transposición a otro lenguaje puede compararse con un grupo musical, en donde es necesario que todos toquen en igualdad, conformando una melodía única en donde cada instrumento aporta su tono indispensable por su singularidad y al mismo tiempo se mezcla en el total de la composición sin querer ser más, sino uno más.

La muestra colectiva Partes del Todo, integrada por Laura Benchetrit, María Colombo, Nora Recepter y Perla Rochtein, con la participación especial de Gabriela Aberasturi, es un ejemplo de ello. Un grupo de artistas mujeres que se juntan en la sala Emilio Pettoruti para mostrar sus piezas diferentes pero sin embargo partes de un todo.

Las artistas, todas de amplia trayectoria, han participado de numerosas ferias nacionales e internacionales y recibido múltiples premios y menciones. Sus obras se ubican en la sala de manera geométrica, en paralelas y perpendiculares. Las piezas se posicionan en paneles blancos que llevan escrito en letra negra sus nombres, identificando la pieza del rompecabezas que completará la siguiente artista. Al ingresar a la sala, se encuentra uno con la presentación de la muestra: una pintura por cada una de las artistas con su nombre identificatorio.
Todas las piezas reunidas conforman el todo. Colombo utiliza los relieves texturados con colores fríos, a modo de paisajes, enmarcados en fondos negros y de mediano tamaño. Especie de colinas que se construyen una a la otra y algún amarillo o color brillante que aporta luz a ese escenario. Recepter presenta obras de su serie Ventanas, en donde compone figuras geométricas jugando con el color. Son retángulos y cuadrados que se entrelazan. Los colores en escala se matizan con blanco hacia el centro. En algunos casos parecen mosaicos.

El caso de Rochtein es especial. Propone mundos imaginarios, surrealistas, seres flotando en paisajes apenas delineados con finos trazos, peces por arriba y ciudades por debajo, mundos de la infancia. Benchetrit utiliza técnicas mixtas para generar distintos planos que se superponen y conectan a partir de los vacíos. Figuras recortadas que dejan ver lo que hay debajo. La artista juega con los títulos de sus obras, le aporta sentidos extra al cuadro que cuelga en el panel.
La invitada a la ocasión es Gabriela Aberasturi, que ha sido conocida por sus dotes como grabadora, dibujante y grabadora de ediciones bibliográficas (Bradbuty, Borges, Breton...), aunque ahora expone pinturas no figurativas que han sido descriptas por un crítico como impresionantes por “el convencimiento íntimo que transmiten y por el rigor formal de los técnicos, invariablemente impecables”. Ella misma cuando era una niña y ya pintaba decía “yo pinto mis sentimientos”. Historias enredadas, engranajes y rayados que evocan momentos asbtractos.

Una muestra que invita a ser parte, a sumarse a recorrer un camino de artes visuales particular. Donde vale detenerse a observar qué une a cada artista y qué las diferencia. Y por qué no, qué me une a esa muestra y qué me separa, en un diálogo interno con la obra, que abra la posibilidad de ir más allá de una eventual exposición.
Leticia Lozano

“Sobrenudos”

La escultora Laura Nucenovich presenta la serie Nudos. Habla sobre este profundo drama del hombre y sobre su relación con el otro. Lo que realmente importa es vivir estas obras para revivir el camino vital de cada uno, de quien concurre a esta exposición. Un aullido de dolor y de desesperanza atraviesa el aire donde las figuras de esta artista se hunden en el drama de la existencia para emerger luego con toda la fuerza erótica al mundo posible, al mundo de las palabras, al mundo del acto.

Sus seres solitarios, casi exclusivamente femeninos, o seres-parejas de una imposible unión y de una mortal amenaza de la separación, ondulan, se agitan y convulsionan en un estremecedor silencio.

Cada obra plantea algo grave de la tragedia humana. Cada una pregunta sobre el destino humano: sobre aquello que es tal vez posible y sobre aquello que se sabe imposible.

El ojo del espectador se inquieta oscilando entre los gestos de la oscura y amenazadora mudez, de la huída a la resignación y del obstinado clamor por perpetuarse. La criatura humana no posee otro que este mundo abrumado por sus propias condiciones; intentar la fuga de él sólo invocaría la paz de la muerte.

En Thames 1776, Palermo. De lunes a viernes de 14 a 20. Hasta el 6 de octubre.

Fuente: Hoy

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