ENTREVISTA A ALICIA ZANCA
Como directora, estrena este viernes en el Regio "La cocina", con Muriel Santa Ana y Alejandro Paker.
Por: Juan José Santillán
Cuenta Alicia Zanca que La cocina - texto del autor británico Arnold Wesker que se estrenó en el país en 1974, en la sala Planeta con el protagónico de Salo Pasik- plantea un contenido político que la directora devela como "una forma de exponer una mirada en un espacio restringido. Esta cocina, donde trabajan más de veinte personas, puede ser el mundo. La obra habla del capitalismo, de la explotación de un grupo de personas por el dueño del restaurante y de vínculos muy débiles."
El espectáculo tiene un numeroso elenco, entre otros, Muriel Santa Ana, Alejandro Paker, Rafael Ferro, Marcelo Xicarts y Maxi Ghione. "El autor pide para el montaje de la obra una estructura coreográfica, vinculada al trabajo en la cocina -explica la directora- Para eso convocamos a Carlos Casella. Tuve una dificultad con La cocina porque me interesa trabajar mucho los vínculos entre los personajes. Y en esta obra cualquier tipo de relación está marcada por cosas mínimas. Todos trabajan a destajo y nada florece en el mundo donde están inmersos. Por eso, otra característica de La cocina es que la actuación se concentra en un gran despliegue físico. Por ejemplo, todos cocinan con los objetos, pero sin mate riales de comida. Lo hacen mediante coreografías. Los personajes se dicen cosas mediante canciones, incorporamos un repertorio de música con reminiscencias gitanas. "
Zanca realizó una serie de modificaciones, fundamentalmente en el origen de los personajes. "Incorporé a un venezolano, varios porteños, gente de las provincias y un alemán. Entre ellos, está Pedro -Maxi Ghione- el protagonista, que se revela contra el sistema de trabajo. Intenta hacerlo con su amante, Mónica. "
La obra mantiene un diálogo, en cierto sentido, con "Babilonia", de Armando Discépolo. ¿Te sirvió tener presente esa referencia para la adaptación del texto original?
Totalmente. Creo que ambas obras tienen varias cosas en común. La cocina despliega una visión oscura, sin esperanza acerca de las consecuencias del capitalismo. Los personajes entran en mundos virtuales en un espacio bastante contenido. Al igual que en Babilonia, la obra de Wesker muestra a los desclasados del sistema.
¿Qué particularidad tuvo este trabajo en sus proceso de ensayo?
Tomamos clases de cocina con un chef para aprender la jerga del oficio, la gestualidad y el modo en que se trabaja en una cocina. Lo hicieron sólo los hombres del elenco. Nos explicó Héctor, el profesor, que el mundo de los chef es muy machista y que lo ideal en una cocina nunca existe.
¿Quién se destacó en esas clases?
Paker, sin duda. Comíamos lo que producíamos, y él hizo seis crepes al mismo tiempo.
Fuente: Clarín
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