“Cielos” es el título de la nueva creación de Wajdi Mouawad, última parte de la tetralogía “La sangre de las promesas”, que será presentada en su totalidad (“Litoral”, “Incendios”, “Bosques”) en el Patio de Honor del Palacio de los Papas. foto: agencia efe
Es el encuentro más prestigioso del mundo teatral. En la ciudad francesa se pueden apreciar las últimas tendencias escénicas y las representaciones de clásicos.
De la redacción de El Litoral
El Festival de Aviñón, gran cita del espectáculo vivo contemporáneo, abrió su 63º edición en compañía de la actriz Jeanne Moreau. Así se convirtió la antigua ciudad de los papas y sus alrededores en un enorme teatro abierto durante tres semanas.
Poco adepto de las estrellas, el Festival, dirigido por Vincent Baudriller y Hortense Archambault, hace esta vez una excepción con “La Guerra de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas”, su espectáculo de apertura, en el que el cineasta israelí Amos Gitaï dirigió a Jeanne Moreau.
Sin embargo, la presencia de la actriz, de 81 años, no es incongruente, puesto que Moreau participó en 1947 en tres creaciones de la primera edición del Festival fundado por Jean Vilar, y tuvo presencia en él varias veces desde entonces.
Esta edición propone treinta espectáculos principales de artes del escenario (teatro, danza, música) y visuales (instalaciones, videos, cine).
La ciudad-teatro
Además, el llamado Festival “Off” programa no menos de 980 espectáculos. Lecturas, “performances”, exposiciones, debates y encuentros contribuirán a hacer de Aviñón una ciudad-teatro y un foro en el que se expresa, a menudo ardientemente, el compromiso de los artistas y la pasión del público.
Los directores del Festival fueron respaldados en la preparación de esta edición por el director teatral y actor líbano-canadiense Wajdi Mouawad, artista asociado.
Como un eco al recorrido de este artista, que se exilió a raíz de la guerra en Líbano, “la experiencia de la violencia y de la locura humana será tema de cuestionamiento durante todo el festival”, afirma Vincent Baudriller.
La historia, tanto con mayúscula como con minúscula, ocupa un lugar central en la programación. Poeta de un teatro narrativo o épico, Wajdi Mouawad presentará su nueva creación, “Cielos”, última parte de la tetralogía “La sangre de las promesas”, que será presentada en su totalidad (“Litoral”, “Incendios”, “Bosques”) en el Patio de Honor del Palacio de los Papas.
Este lugar emblemático del Festival de Aviñón recibirá también “(A)pollonia”, tragedia del polaco Krzysztof Warlikowski, y “Casimir y Caroline” de ™don von Horvath, drama dirigido por el holandés Johan Simons.
Presencia argentina
El dramaturgo y director argentino Federico León presentará en Aviñón su última creación, “Yo en el futuro”.
En referencia a la doble nacionalidad de Wajdi Mouawad, el Festival invitó a varios artistas de Beirut (Lina Saneh, Rabih Mroué, Joana Hadjithomas, Khalil Joreige) y Quebec (Denis Marleau, Christian Lapointe, Dave St-Pierre, Renée Gagnon).
Amos Gitaï no es el único director que ilustra la apertura de Aviñón a los cineastas, puesto que el francés Christophe Honoré montará “Angelo, Tirano de Padua” de Victor Hugo y el público del Festival podrá descubrir las últimas películas del palestino Elia Suleiman y de la libanesa Danielle Arbid.
La danza, menos presente en esta edición que en las anteriores, estará representada por el espectáculo flamenco “El final de este estado de cosas” de Israel Galván y por una nueva creación de la audaz coreógrafa francesa Maguy Marin.
/// ADEMÁS
El Festival de Aviñón no sólo se destaca por la óptima calidad de sus espectáculos, sino también por la afluencia de público. Cada año esta pequeña ciudad del sur de Francia es tomada literalmente por 80.000 a 100.000 apasionados del teatro, fieles o recién iniciados. El teatro lo ocupa todo en los primeros días de julio, en sus calles, actores y público se intercambian sonrisas cómplices y octavillas promocionales, mientras las trompetas anuncian el inicio del espectáculo en cada lugar dedicado al Festival.
La historia del Festival comenzó a finales de los años cuarenta. Tras una Segunda Guerra Mundial que fue especialmente devastadora en Europa, Francia se esforzaba por recuperar su vida cultural. La organización inédita en septiembre de 1947 de una semana de arte dramático- todavía no se llamaba festival-, en el Palais des Papes abrió el renacimiento y la renovación de la vida cultural francesa.
La iniciativa de esta celebración fue de una pareja de galeristas parisienses enamorados de la región de Provenza, que eligieron este lugar histórico, en aquella época prácticamente abandonado, para presentar su excepcional colección de obras de arte contemporáneo. Siguiendo los consejos de su amigo el poeta René Char, la pareja Zervos llamó a la estrella floreciente del teatro francés de la época de posguerra, Jean Vilar, para organizar una semana de representaciones teatrales al aire libre en el patio de honor del Palais des Papes como acompañamiento de su exposición. Vilar, que en un primer momento rechazó el proyecto, terminó aceptando el reto.
Genial e inventivo, Jean Vilar supo hacer frente a las dificultades técnicas del patio de honor y lo convirtió en un espacio maravillosamente teatral donde desde entonces se han presentado algunas de las obras más importantes del repertorio europeo, entre ellas Shakespeare, Büchner, Beaumarchais, Molière, Hugo, Calderón, Goldoni o Beckett.
Fuente: El Litoral
De la redacción de El Litoral
El Festival de Aviñón, gran cita del espectáculo vivo contemporáneo, abrió su 63º edición en compañía de la actriz Jeanne Moreau. Así se convirtió la antigua ciudad de los papas y sus alrededores en un enorme teatro abierto durante tres semanas.
Poco adepto de las estrellas, el Festival, dirigido por Vincent Baudriller y Hortense Archambault, hace esta vez una excepción con “La Guerra de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas”, su espectáculo de apertura, en el que el cineasta israelí Amos Gitaï dirigió a Jeanne Moreau.
Sin embargo, la presencia de la actriz, de 81 años, no es incongruente, puesto que Moreau participó en 1947 en tres creaciones de la primera edición del Festival fundado por Jean Vilar, y tuvo presencia en él varias veces desde entonces.
Esta edición propone treinta espectáculos principales de artes del escenario (teatro, danza, música) y visuales (instalaciones, videos, cine).
La ciudad-teatro
Además, el llamado Festival “Off” programa no menos de 980 espectáculos. Lecturas, “performances”, exposiciones, debates y encuentros contribuirán a hacer de Aviñón una ciudad-teatro y un foro en el que se expresa, a menudo ardientemente, el compromiso de los artistas y la pasión del público.
Los directores del Festival fueron respaldados en la preparación de esta edición por el director teatral y actor líbano-canadiense Wajdi Mouawad, artista asociado.
Como un eco al recorrido de este artista, que se exilió a raíz de la guerra en Líbano, “la experiencia de la violencia y de la locura humana será tema de cuestionamiento durante todo el festival”, afirma Vincent Baudriller.
La historia, tanto con mayúscula como con minúscula, ocupa un lugar central en la programación. Poeta de un teatro narrativo o épico, Wajdi Mouawad presentará su nueva creación, “Cielos”, última parte de la tetralogía “La sangre de las promesas”, que será presentada en su totalidad (“Litoral”, “Incendios”, “Bosques”) en el Patio de Honor del Palacio de los Papas.
Este lugar emblemático del Festival de Aviñón recibirá también “(A)pollonia”, tragedia del polaco Krzysztof Warlikowski, y “Casimir y Caroline” de ™don von Horvath, drama dirigido por el holandés Johan Simons.
Presencia argentina
El dramaturgo y director argentino Federico León presentará en Aviñón su última creación, “Yo en el futuro”.
En referencia a la doble nacionalidad de Wajdi Mouawad, el Festival invitó a varios artistas de Beirut (Lina Saneh, Rabih Mroué, Joana Hadjithomas, Khalil Joreige) y Quebec (Denis Marleau, Christian Lapointe, Dave St-Pierre, Renée Gagnon).
Amos Gitaï no es el único director que ilustra la apertura de Aviñón a los cineastas, puesto que el francés Christophe Honoré montará “Angelo, Tirano de Padua” de Victor Hugo y el público del Festival podrá descubrir las últimas películas del palestino Elia Suleiman y de la libanesa Danielle Arbid.
La danza, menos presente en esta edición que en las anteriores, estará representada por el espectáculo flamenco “El final de este estado de cosas” de Israel Galván y por una nueva creación de la audaz coreógrafa francesa Maguy Marin.
/// ADEMÁS
El Festival de Aviñón no sólo se destaca por la óptima calidad de sus espectáculos, sino también por la afluencia de público. Cada año esta pequeña ciudad del sur de Francia es tomada literalmente por 80.000 a 100.000 apasionados del teatro, fieles o recién iniciados. El teatro lo ocupa todo en los primeros días de julio, en sus calles, actores y público se intercambian sonrisas cómplices y octavillas promocionales, mientras las trompetas anuncian el inicio del espectáculo en cada lugar dedicado al Festival.
La historia del Festival comenzó a finales de los años cuarenta. Tras una Segunda Guerra Mundial que fue especialmente devastadora en Europa, Francia se esforzaba por recuperar su vida cultural. La organización inédita en septiembre de 1947 de una semana de arte dramático- todavía no se llamaba festival-, en el Palais des Papes abrió el renacimiento y la renovación de la vida cultural francesa.
La iniciativa de esta celebración fue de una pareja de galeristas parisienses enamorados de la región de Provenza, que eligieron este lugar histórico, en aquella época prácticamente abandonado, para presentar su excepcional colección de obras de arte contemporáneo. Siguiendo los consejos de su amigo el poeta René Char, la pareja Zervos llamó a la estrella floreciente del teatro francés de la época de posguerra, Jean Vilar, para organizar una semana de representaciones teatrales al aire libre en el patio de honor del Palais des Papes como acompañamiento de su exposición. Vilar, que en un primer momento rechazó el proyecto, terminó aceptando el reto.
Genial e inventivo, Jean Vilar supo hacer frente a las dificultades técnicas del patio de honor y lo convirtió en un espacio maravillosamente teatral donde desde entonces se han presentado algunas de las obras más importantes del repertorio europeo, entre ellas Shakespeare, Büchner, Beaumarchais, Molière, Hugo, Calderón, Goldoni o Beckett.
Fuente: El Litoral
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