miércoles, 27 de mayo de 2009

Lorca para ver y volver a ver

TEATRO: CRITICA LA SOMBRA DE FEDERICO

La obra, interpretada por Fabián Vena, Graciela Dufau, entre otros, se basa en los últimos días de vida del poeta.

Por: María Ana Rago

Un impecable trabajo de dirección ha logrado que la puesta de La sombra de Federico -estrenada en la sala Casacuberta del teatro San Martín- sea un espectáculo para ver y volver a ver. Adelaida Mangani y Hugo Urquijo ensamblaron títeres y actores sobre el escenario de modo que la combinación resulta natural y atractiva. La historia que se cuenta es de un hondo dramatismo (matizado con pequeñas y justas dosis de humor), en un relato exquisito.

Fabián Vena, como el escritor español Federico García Lorca que vuelve de la muerte para tratar de entender su fusilamiento, encontró en su personaje una oportunidad que aprovecha en su totalidad. Vena se vuelve Lorca sin concesiones y cautiva a la platea en la piel del poeta.

La familia Rosales brinda refugio a Federico, pero termina siendo apresado allí. Esperanza Rosales, la madre de Luis (poeta amigo de García Lorca), es quien intenta protegerlo hasta el final. Graciela Dufau la interpreta; en su rol, con tono maternal lo contiene y hasta confronta enérgicamente con sus propios hijos por defender a Lorca. Aunque no se trata de un personaje de su obra literaria, Esperanza aparece aquí como una auténtica mujer del universo lorquiano.

Del argentino Eduardo Rovner y el español César Oliva, La sombra de Federico relata con actores y títeres las últimas semanas de vida de Lorca, teñidas de miedo, persecución, sangre y muerte. Pero también de poesía. La puesta, en manos de Mangani y Urquijo, tiene una armonía que delata la precisión con la que han encarado el proyecto sus directores. Ellos mismos asumieron la musicalización y con un repertorio españolísimo, hacen que las melodías que suenan lo hagan con una fuerza decisiva.

Los actores interpretan a figuras que realmente existieron. Una presencia importante es la de Ramón Ruiz Alonso, quien detuvo a Federico; lo compone Luis Campos. Se destaca Aldo Barbero como el padre de Federico, quien sufre con pesado dolor. José María López es el gobernador Váldez y expresa con gracia sus contradicciones.

El Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín actúa con un rigor que merece ser señalado. Verdaderos artistas que no sólo están a cargo de los títeres -que, en este caso, representan personajes de obras de Lorca-, si no que ponen sus propios cuerpos de modo dúctil, para acompañar a los actores, acercar objetos a las escenas y oficiar, con la mímica, de coro.

Con pocos, pero contundentes elementos se recrean diferentes espacios, entre ellos, la Huerta de San Vicente, tan querida por Lorca. La iluminación logra representar la "oscuridad" de las situaciones, pero con mesura. Ambos rubros están a cargo de Héctor Calmet.

Una obra que muestra cómo el enfrentamiento político termina enfrentando a hermanos. Y que remite a la Guerra Civil española, pero también a cualquier guerra, a cualquier muerte injusta. La sombra de Federico alterna pasajes de obras de Lorca -una selección muy acertada-, con la historia que se está contando. Los versos del poeta aparecen para sugerir que Lorca narró, anticipándolo, su fin. Aunque fue asesinado por "rojo", por "marica" y por "pluma peligrosa", Lorca, como él mismo dice siendo una sombra, sigue vivo.

Fuente: Clarín

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