lunes, 25 de mayo de 2009

Con tu blanca palidez

BIZARRO EL PUBLICO QUE FUE AL ARLEQUINO ESTUVO INTEGRADO, PRINCIPALMENTE, POR HOMBRES MAYORES DE 45

"LA CASA DE BERNARDA ALBA", CON EL PUBLICO TOTALMENTE DESNUDO

La consigna fue que la gente se desvistiera para ver la obra de Lorca. Un cronista de "Clarín" cuenta su verdad desnuda.

Por: Diego Jemio

El foyer del teatro Arlequino es pequeño, como una sala de espera. Hay unas diez personas sentadas. Uno de los organizadores está de pie y alterado. Llegan canales de televisión, gente que quiere comprar entradas que ya se agotaron (50 pesos por cabeza) y un aspirante a espectador que es expulsado porque quiere ingresar sin entrada y con una cámara. José, uno de los organizadores, debe lidiar con todo.

La obra en cuestión es un clásico: La casa de Bernarda Alba, de García Lorca. Esta vez, la función tiene una particularidad: el público debe estar desnudo.

José invita a pasar al vestidor. La escalera de acceso es angosta. Este salón no es mucho más grande que el anterior. Faltan sillas y la gente -cronista incluido- comienza a desvestirse. Casi todos lo hacen con naturalidad y algunos se apoyan en el hombro del compañero: es incómodo desnudarse de parado.

Camino a la sala, llevan en la mano una toalla, celulares, riñoneras y calzado, de uso obligatorio. La ropa quedó en un guardarropas, atendido por empleados también desnudos.

En la sala -con capacidad para 100 personas-, la espera es igual a cualquiera. La gente conversa, algunos chequean el celular y otros se aburren. Pero acá el público se conoce entre sí. Tiene un promedio de más de 45 años y es mayoritariamente masculino, salvo unas 15 mujeres acompañadas.

Antes de comenzar, José dice: "¿Saben si alguien está retrasado o podemos comenzar"? Comienza.

Dirigida por Germán Akis y Raúl Baroni, esta Bernarda Alba al desnudo es una versión libre, expresionista y quizás con algunos abusos a la hora de crear ese mundo de pesadilla. A diferencia de la obra de Lorca, acá sí hay personajes masculinos en escena, desnudos y simbolizando el deseo. Cuando las luces se encienden, el que agradece es el elenco. "Estamos contentos porque eligieron esta obra para hacer esta experiencia", dice un actor.

Luego, hay una recepción. Algunos se visten y otros siguen desnudos y con vasos de coca cola en la mano.

Alguien aprovecha la oportunidad para pasar un aviso: "Chicos, el lunes hay locro. ¿Me avisan si quieren ir?" Quizás estos días de 30 grados no sean propicios para comer ese plato. Pero, al menos, estarán desnudos para pasar el rato. Y el calor.

Fuente: Clarín

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