domingo, 19 de abril de 2009

El grupo cubano Viento de Agua trae su obra al Centro El Núcleo

Maribal Barrios y Boris Villar analizan la trama de "No vayas a llorar". En el año 2002 viajaron a México por un intercambio cultural y se dieron cuenta que había una nueva historia, un nuevo contexto y nuevos retos.
El grupo de Teatro Viento de Agua llega a La Plata, con sus fundadores Maribel Barrios y Boris Villar, para presentar la obra No vayas a llorar, hoy a las 18.30, en el Centro Cultural El Núcleo (6 Nº 420 entre 40 y 41). Barrios y Villar, hoy matrimonio, se graduaron en 1980 en el Instituto Superior de Arte de Cuba e ingresaron al grupo de teatro Buen día. Allí pasaron ocho años de formación hasta que decidieron que "había llegado el momento de independizarse y hacer su propio grupo. Así nació Espectro 11, "un laboratorio de investigación, de lenguajes escénicos y de técnicas para preparar a los actores para enfrentar lo que se les viene", según lo definió Boris.
En el año 2002 viajaron a México por un intercambio cultural y se dieron cuenta que había una nueva historia, un nuevo contexto y nuevos retos.
"Como era un panorama teatral completamente diferente, había que hacer un ajuste de identidad y salió Teatro Viento de agua. Surge tanto por el cambio de lugar como de intereses artísticos, de las cosas que nos preocupaban. Teníamos una temática mística, esotérica, metafísica e hicimos como una especie de evolución, a un tipo de problemáticas que tuviese más incidencia dentro de lo que pasaba en la sociedad, problemáticas que fueran debatidas, como la violencia de género, la discriminación, las dictaduras, temas sociales que nos interesaban mucho", explicó Villar.
–¿A qué se debe el nombre Viento de Agua?
Maribel Barrios: –Tiene que ver con un rescate de la identidad. Estando lejos de nuestra patria, necesitamos de manera imperiosa reafirmar nuestra condición de cubanos y "viento de agua" es una frase que se usa allá. Cuando se dice que viene un viento de agua es porque se siente un alivio del calor sofocante del verano. Pero, además, el viento de agua es el que se lleva las cosas malas. Tiene que ver con la purificación de las historias, un viento de agua es como el antecedente a algo bueno que va a venir.
Con respecto al nombre de la obra, la actriz aseguró que “no vayas a llorar también es una frase muy cubana, una especie de admonición que las madres nos dicen muy a menudo ante las cosas malas que ocurran en nuestra vidas. La obra trata sobre la migración, pero toca, sobre todo, el tema de la separación, lo que sucede cuando la gente se separa, deja de verse y no hay esperanza de volver a encontrarse; qué pasa a nivel emotivo, cómo se enfrenta esa situación, si se trata de romper con ella o se deja. No se queda en por qué la gente migra, sino qué pasa cuando se quedan desamparados". Si bien la obra se desarrolla a partir de un éxodo que hubo en Cuba el 5 de agosto de 1994, "también estamos mi hijo y yo, decidimos meter en la historia un testimonio personal y que se implicara con estos personajes ficticios y reales que ya estaban metidos".
El grupo ya presentó la obra en Buenos Aires durante marzo, y lo seguirá haciendo en abril: "Vamos a quedarnos un tiempo más, probando como funciona esto con este público tan particular...", contó Boris.
–¿Por qué califica de particular a este público?
Boris Villar: –Es un público muy interesante. Cuando llegamos acá, nosotros veníamos de Europa, donde la gente, la izquierda, está muy relajada, con un discurso muy conciliador, muy de Obama. Y veníamos con ese espíritu, porque el espectáculo también tiene un espíritu muy conciliador, no es de estar de un lado o del otro de la frontera. Y si bien la obra es violenta, lo es para que se entienda qué es la violencia y cómo se puede salir de ella, y llegamos acá y nos encontramos con posiciones muy duras, donde todo es muy categórico. La obra no habla sólo de la revolución. El espectáculo se plantea un compromiso con toda la nación cubana, con toda la cultura cubana, con todos nosotros, con todas nuestras familias.
A los dos actores los sorprendió el hecho de que las personas, antes de reservar las entradas, preguntaban hacia dónde iba la obra: ¿están o no con Fidel? y eso no les había ocurrido en ningún lugar. "Ni siquiera en Cuba", dijo sorprendido Villar. Y agregó: "Queremos desbordarlos y demostrarles que va más allá, queremos shockearlos y reventar con esa tensión, que no es mala, pero es una tensión de con quién va esto, que no pro ni anti… No vayas a llorar es un canto a la esperanza, esperamos que la gente vaya y rescate el testimonio humano".

Fuente: Diagonales

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