martes, 17 de febrero de 2009

Dos actores contra la corrección política

Raúl Rizzo y Juan Palomino hacen la tentaciónSon Dorrego y Lord Ponsomby en la obra de Pacho O’Donnell que gira por todo el país, con debates –y hasta escraches– incluidos, en los que sale lo mejor y lo peor de un público entusiasta. El teatro social vive. Y lucha.

Natalia Laube

Se estrenó el 9 de julio de 2007, un día histórico en Buenos Aires: el 201º Aniversario del Día de la Independencia en la ciudad se festejaba de blanco. Nevaba, después de más de ochenta años, sobre gran parte de Buenos Aires y La tentación, de Pacho O’Donnell, con dirección de Santiago Doria y actuaciones de Raúl Rizzo y Juan Palomino, se estrenaba en el Teatro Payró. Una obra sobre la historia en un día tan histórico: los actores y el director entendieron que se trataba de un augurio. “No nos imaginábamos que con una obra así íbamos a transitar tanto tiempo (ésta es la tercera temporada) y recorrer Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, San Juan, Córdoba, Misiones, y desde hoy vamos a estar en San Luis”, cuenta Rizzo, que interpreta a Lord Ponsomby, un embajador inglés que bregó por llevar a Bernardino Rivadavia al gobierno y destituir a Manuel Dorrego, interpretado por Juan Palomino. “La obra es una ficcionalización del encuentro de Dorrego y Ponsomby en los últimos días de su gobierno, que ya se encontraba en una gran crisis por el constante ataque de los unitarios. Acá se plantean dos ideologías muy distintas, dos intereses muy distintos. Pero la obra no es sentenciosa: de hecho, cuando hacemos las funciones de debate después de la puesta, muchos se ponen a favor del inglés. Y ése es todo un síntoma”, explica Rizzo.

–¿No les dio miedo que la obra pudiera parecer algo aleccionadora?

Palomino
: –No, aleccionadores no somos, por favor.

Rizzo: –Nosotros buscamos generar un espacio reflexivo, donde hay dos miradas opuestas pero convencidas sobre el proyecto de un país. Y eso es aplicable a lo que sigue pasando hoy día: si hoy se sigue pensando qué proyecto económico conviene llevar para adelante.

Palomino: –Se me ocurren unas líneas de la obra. En un momento, Dorrego le dice al inglés: “La patria nada tiene que ver con la libertad de comercio ni la libre navegación de los ríos. Esos son intereses de los capitalistas que pretenden confundir sus intereses con los de la Nación y por defender esos intereses son capaces de vender el alma a su corona”. Hablar en este momento de “gran crisis mundial” responde a un punto de vista: ésta es la crisis de un modelo, no del mundo. ¿Por qué hay que involucrar a todos en la crisis de un modelo si no todos la provocamos? Antes de esta crisis, en África y Latinoamérica ya moría gente. En muchos aspectos no ha cambiado nada.

Rizzo: –Cuando se organizan debates, lo que nos devuelve la gente es que esto podría estar ocurriendo en cualquier despacho de poder. Lo que cambió, en todo caso, fue la modernidad: apareció la tecnología y cambiaron algunas circunstancias. Pero los principios básicos por los cuales se pelean los seres humanos siguen siendo los mismos y los imperios siguen manejando de la misma manera a los países emergentes.

LA GUERRA GAUCHA ENTRÓ AL TEATRO. En noviembre pasado, cuando la obra giraba por el interior del país, los actores fueron increpados e insultados por activistas agropecuarios en el Teatro Municipal de Firmat, Santa Fe. La causa, sus declaraciones acerca del conflicto entre el Gobierno y el campo.

–¿Pensaron no regresar después de ese incidente?

Rizzo
: –Pasamos por varias etapas. El miedo no lo voy a ocultar, porque uno empieza a tener la sensación de que no sabe más cómo va a reaccionar la gente. Tuvimos que salir con un auto de la policía, como si fuésemos espías, cambiar de auto en la ruta, vimos tractores en al puerta, carteles de “Función suspendida”. Después, siguieron atacando por internet. Pero frente a esos anónimos que se esconden detrás de sus computadoras o escriben cosas en los carteles que publicitan la obra, nosotros aparecemos en los medios con nuestros nombres y nuestras caras a decir lo que pensamos. Ellos ocultan y ésa es una actitud con reminiscencias de la dictadura. Si quieren dar su opinión, que den la cara en un medio.

–El año pasado, ambos trabajaron en los canales de aire líderes. ¿Cómo ven la ficción que ofrece la tele?

Rizzo:
–Creo que se hace demasiado hincapié en contar historias que parecen de otro mundo, fuera de la realidad que vivimos.

Palomino: –Y la excusa es que la gente ya tiene bastantes quilombos y que hay que divertirla. Pero creo que hay cosas que dan por tierra con esas ideas: Televisión por la Identidad, por ejemplo, midió como 20 puntos. Y Algo habrán hecho también tuvo muy buena repercusión.

Rizzo
: –Y es una pena que no sean tomadas como propuesta. Esas propuestas siguen siendo excepciones. ¿Viste que las casas de los personajes en las novelas parecen estar en medio de la Patagonia? En frente está la otra casa, la del conflicto, y nada más. No hay gobierno, no hay tormenta, no hay mundo donde pasen las cosas. Creo que en el medio hay demasiado silencio, la gente de alguna manera es demasiado políticamente correcta. No le hacen un favor a la democracia comportándose de esa manera.


Fuente. Crítica

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