martes, 27 de enero de 2009

Una crítica teatral a las madres obsesivas

Jorgelina Aruzzi reestrenó La madre impalpable, unipersonal por el que ganó el ACE. Esta comedia dramática plantea interrogantes relacionados con los vínculos afectivos viciados, los conflictos familiares que por no resolverse tienden a repetirse de generación en generación y a seguir retroalimentándose del dolor que causan.

Jorgelina Aruzzi volvió con La madre impalpable a la porteña calle Corrientes. La obra cuenta la historia de una mujer que concurre a la reunión de padres de su único hijo. Ella sostiene que éste es víctima de los insultos de los chicos del grado por ser "el gordito de la clase" y que la institución no hace nada para resolverlo.
Por este unipersonal, la intérprete recibió el premio ACE 2008 a la mejor actriz en espectáculo alternativo.
Esta comedia dramática plantea interrogantes relacionados con los vínculos afectivos viciados, los conflictos familiares que por no resolverse tienden a repetirse de generación en generación y a seguir retroalimentándose del dolor que causan. El resultado es una obra de humor sobre el patetismo de una madre que deambula por la escuela de su hijo, luchando entre ver y no ver, entre escuchar y ser escuchada entre aceptar o negar.
La actriz Jorgelina Aruzzi es autora –junto con Mario Marino– y directora de La madre impalpable, que lleva al espectador del drama a la risa desaforada.
"El punto de partida de mi obra fue la negación que hacen las madres y la repetición que hacen de los hechos psicológicos a través de las generaciones", dijo la actriz, a la que el año pasado se la vio en televisión en el papel de Sol en Aquí no hay quien viva (Telefé).
Su personaje en La madre impalpable es una mujer que va a la reunión de padres en el colegio de su único hijo de 11 años, a defenderlo y a quejarse de que sus compañeritos lo agreden a causa de su obesidad.
El tema surgió al profundizar con algunas amigas, donde encontró que siempre hay quejas sobre lo que hicieron en el pasado sus madres o sus padres: "Como si ellos fueran los culpables de los adultos que somos", afirmó la actriz. Y añadió divertida: "Yo creo que sí y un poco no, yo qué sé; hay padres que son ingobernables, pero hay que tener las herramientas para revertirlo; a veces uno se aferra psicológicamente a algo echándole la culpa de lo que no se es", analizó.
"Esta es una obra que habla de la discriminación y sobre cuánto discriminamos todo el tiempo todos, discriminar como un hecho común a través del lenguaje y los latiguillos culturales, de los que ni siquiera nos damos cuenta", indicó la actriz.
"Esta obra fue una forma práctica de volver al escenario, ya que me gusta mucho escribir y dirigir, y lo del unipersonal me sirvió para volver directamente sin coordinar horario con otros actores, porque todo es muy difícil y se hace a pulmón", comentó.
"El unipersonal es muy independiente y yo lo quiero, lo visto, es un lugar que me deja explorar más allá de la actriz que soy”, confesó Aruzzi. Y, en cuanto a la dirección, afirmó: “soy una actriz que dirige, no me considero directora".
La actriz se refirió también a lo gratificante y divertido que puede ser el trabajo con otros, pero rescató lo constructivo de la creación en soledad. "Como actriz tenés que investigar quién es esa persona (la del personaje), de qué trabaja", apuntó.

Sobre su capacidad para hacer reír, Jorgelina Aruzzi recordó: "En el secundario era la líder de los graciosos, de armar cosas e imitar a los profesores y, ahora, me gusta relacionarme con la gente desde el humor y desde el juego", confesó.
"La veta cómica es la que más trabajo y por ahí lo más efectivo, pero a mí me gusta hacer otras cosas; me gusta divertirme junto con el público, pero no descarto la otra parte”, estimó. “Pero tampoco me cierro a hacer drama algún día", aclaró la comediante.

Las funciones del unipersonal La madre impalpable realiza son en el teatro Picadilly (Corrientes 1424, Ciudad de Buenos Aires), de jueves a sábados a las 21.

Fuente: El Argentino

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