lunes, 11 de abril de 2005

La vitalidad del teatro y su fiesta

Luego de que el movimiento Teatro Abierto jugó un importante papel en el tránsito de la última dictadura a la democracia, el teatro argentino ha ido multiplicando su poder de convocatoria.

Uno de los reflejos más visibles del interés y compromiso por el teatro es la Fiesta Nacional del Teatro, la cual se viene realizando desde 1985 en diversos lugares del país. La última edición que acaba de concluir se realizó, con una asistencia de veinte mil espectadores, en el corredor cultural rionegrino integrado por General Roca, Cipolletti y Villa Regina.

Desde 1991, y por una razonable decisión del Instituto Nacional del Teatro, se va rotando la sede del encuentro, lo cual contribuye a difundir y a hacer accesible de modo más equitativo la producción más destacada del país, atemperando el centralismo cultural porteño.

Así, año tras año, se puede constatar la calidad y la originalidad de muchas propuestas, y esto también permite difundir las obras en públicos distintos a los locales. También es cierto que a pesar de la existencia de un jurado de notables encargados de la selección de la oferta, se presentaron, entre las tres docenas de espectáculos programados, algunos desniveles en la calidad artística, hecho que deberá corregirse en las próximas ediciones, ya que de otro modo quedan relegadas las producciones relevantes de una provincia.

El teatro argentino, gracias a la combinación de apoyo público, permanente búsqueda creativa y acompañamiento de los espectadores, goza de una gran vitalidad, alimentada en cada edición de la Fiesta Nacional del Teatro.

El teatro argentino contemporáneo se caracteriza por su espíritu de renovación y creatividad. Además, ha ido multiplicando su poder de convocatoria, como lo muestra la Fiesta Nacional del Teatro.

Fuente: Clarín

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