miércoles, 18 de octubre de 2000

Cosecharás tu siembra

SEMINARIO PARA INVESTIGAR LA VIGENCIA DE LOS PERSONAJES CLASICOS DEL TEATRO ARGENTINO
En el Teatro del Pueblo, el ciclo convocó a figuras como Jorge Luz, Lydia Lamaison, María Rosa Fugazot, Gogó Andreu o Guillermo Rico para que transmitan su herencia a las jóvenes generaciones.

OLGA COSENTIN
El actor es, tal vez, el mejor preparado de los mortales para comunicar sin solemnidad la sabiduría que le llega con los años. Es lo que vienen mostrando los veteranos que participan del seminario organizado en el Teatro del Pueblo para transmitir la vigencia de los personajes clásicos del teatro argentino.

Figuras gloriosas de la escena como Osvaldo Miranda, Marcos Zucker, Elena Lucena o Pepe Soriano se alternan sábado a sábado, desde hace dos meses, para contar sus experiencias, intercambiar bromas, evocar anécdotas, sorprender con jugosas imitaciones, improvisar situaciones dramáticas o compartir la lectura de textos clásicos de sus repertorios.

Organizado por la Fundación Carlos Somigliana para el Autor Teatral, con auspicio del Instituto Nacional de Teatro, el ciclo fue una iniciativa del director y teórico Salvador Amore, quien consiguió sumar al proyecto al dramaturgo Roberto Cossa, al crítico Rómulo Berruti y al actor Luis Brandoni. La consigna es que el público, integrado por jóvenes actores y estudiantes de teatro, roben de los maestros sus rutinas y recursos del arte de interpretar.

EL CONVENTILLO. La sesión del último sábado empezó con la lectura de un pasaje de El conventillo de la Paloma, el sainete de Vaccarezza que le permitió a María Rosa Fugazot exhibir su dominio para recrear el habla de los inmigrantes. De su boca, una gallega, una turca y una porteña de los suburbios se enredaron en desopilante discusión, afanadas por ponerle límites a Paloma, la nueva inquilina del conventillo que, sospechaban con fundamento, tenía mareados a sus maridos.

"El sainete tiene la métrica y el colorido de los inmigrantes que mezclaban sus cocoliches y sus conflictos en las casas de inquilinato", describió Fugazot después de la breve introducción en la que el crítico Rómulo Berruti aludió a la sensibilidad y capacidad de observación que ejercía Vaccarezza: "Acostumbraba pasearse por los barrios más modestos de la ciudad para ver y escuchar personajes y situaciones que después trasladaba a sus textos".

A DESENTERRAR LAS RAICES. "Nosotros venimos de ahí, son nuestras raíces y es natural que nos reconozcamos en ellos", remarcó Fugazot. Aludiendo a su propia infancia, la hija de la legendaria actriz de teatro, revista y cine María Esther Gamas y del músico Antonio Fugazot recordó: "De chica, mamá vivió en un conventillo; decía que era como la casa grande de una gran familia. Había un matrimonio siciliano y otro napolitano cuyas mujeres vivían peleando. El marido de una era motorman de tranvía y el de la otra, portuario. ¡Ah, Santa Madonna!, que al marido di questa los strafuque il tranvia e que non quede niente di niente!, exclamaba la napolitana revolviendo su negra melena. E, que il tuo marito se caiga al aqua e se ahogue, contestaba la siciliana. Sin embargo, cuando llegaba un momento difícil, cuando un hijo se enfermaba o alguno se accidentaba todos se unían para proteger al que lo necesitaba."

Algunos de los participantes completaron el improvisado elenco. Mezclando oficio y diversión, Toni Lestingi disfrutó diciendo la parte del tano y Pelusa Suero arrancó carcajadas con su caricatura del gallego. Cada uno aportó su propio oficio a la clase magistral de la actriz y alguno desnudó su emoción, como la joven Cecilia Ocampo, a la que le temblaba la voz después de leer su papel de Paloma: "Yo soy una pichi en esto y me parece maravillosa esta oportunidad de hacer un personaje junto a una actriz como Fugazot".

Luis Brandoni, como uno de los impulsores de la experiencia, consideró que hay que ayudar a los más jóvenes a que descubran lo que forma parte de sus genes. "Hoy, no sólo es difícil para los nuevos actores abordar a Vaccarezza y el sainete; es difícil hasta hacer Cossa o Gorostiza. Creo que antes nos formaban como actores para acercarnos al personaje. Ahora, pareciera que el personaje es el que tiene que acercarse al actor. Por eso todos los trabajos se parecen", diagnosticó.

¿Hoy da vergüenza la identidad?, fue una de las preguntas que llegaron desde la platea. "Lo que pasa —respondió Brandoni— es que hoy se asocia la identidad con el ranking de los países, y no pertenecer al Primer Mundo se vive como una identidad menor. Es un error; nadie puede asumir una identidad que no sea la propia."

EL SUEÑO DEL PIBE. Para el mencionado Salvador Amore, la concreción de este encuentro es "el sueño del pibe", y cuenta por qué: "Yo conocí el escenario a los 4 años, cuando me subió mi padre, Antonio Amore, que era actor de teatro criollo en una compañía itinerante. Pero mi viejo se me murió cuando yo tenía 12 años. Recién a los 19 me volví a conectar con el teatro. Me fui a estudiar a la Universidad de las Artes de Rumania, donde me doctoré, trabajé con Peter Brook, actué, dirigí hasta que volví en los 80. Aquí trabajé haciendo docencia en el interior y pude hacer la síntesis entre mi formación europea y mis raíces. Por eso ahora, en todos estos maestros veo a mi padre. Creo en la herencia y quiero estimular a las nuevas generaciones para que se apuren a robar, a apropiarse de esta herencia de nuestros mayores".

Algo que vienen cumpliendo con puntual asistencia muchos participantes que exhiben con orgullo lo que les dejó cada sesión: "Bonet es un gran desacralizador, nos ayudó a recuperar el juego que conlleva el oficio del actor", valoró uno de los asistentes, el actor Nicolás de la Rosa, entusiasmado con la gracia de un relato del maestro: ¿Saben por qué los cohetes de Cabo Cañaveral tienen todos el mismo ancho? Porque tienen que entrar en los vagones del tren que los transporta. A la vez, el ancho de los vagones depende del de la trocha y el de la trocha reproduce la separación de las ruedas del carro. ¿Y por qué esa separación? Porque es el ancho de dos grupas de caballo. Todo tiene su explicación en el culo del caballo.

EL BOTIN. El clima festivo que caracteriza cualquier rito teatral alcanzó su cima cuando, al final, se incorporaron a la charla invitados de lujo como Jorge Luz, Gogó Andreu, Osvaldo Bonet, Lydia Lamaison, Guillermo Rico y Oscar Núñez. Cada uno en su estilo respondió preguntas del público e inició un contrapunto con sus pares que pasó con agilidad de la sabia opinión al chiste intencionado (ver Palabras mayores) en un despliegue acrobático de ingenio. El que consiguió robarles algo se alzó con un verdadero botín.


Fuente: Clarín

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