La explotación de la sala ayuda a la subsistencia de más de 40 pensionados. El actual inquilino, Ricardo Darín, y el presidente de la institución, Roberto Dairiens, en busca de una solución.
MARIA IRIBARRE
Durante las últimas semanas, el Teatro Regina fue noticia y no porque tuviera lugar allí ningún estreno rutilante. En cambio, su continuidad estaría en riesgo. Ocurre que el actor Ricardo Darín —que alquila la sala desde hace dos años y la remodeló a nuevo— estaría a punto de interrumpir la relación contractual, dejando a la Casa del Teatro —que de ella depende— sin ese respaldo económico. "A mí me shockeó la novedad y por eso lo llamé a Darín", le explicó a Clarín Roberto Dairiens, presidente de la Casa del Teatro. "Estamos en conversaciones con Ricardo para llegar a un acuerdo que bien podría ser una baja del alquiler. Dado que no explota el teatro en este momento, pagar el total representa una suma muy alta."
La Casa del Teatro es una institución única en su género. La idea de crear una "Casa del Artista" —tal como se la llamó en un principio— fue concebida en 1927 por la cantante Regina Pacini (quien abandonó su carrera para casarse con Marcelo Torcuato de Alvear). Se trata de un pensionado gratuito, con habitaciones individuales, comida y servicio de enfermería (durante las 24 horas) para los actores mayores de edad o retirados de la actividad. El edificio emplazado en la avenida Santa Fe y Libertad, se inauguró el 4 de enero de 1938. En la actualidad, su capacidad está al tope: se hospedan allí más de cuarenta huéspedes. La entidad se sostiene con el alquiler de dos locales que dan a la calle, dos pisos y la sala del Regina (cuyo nombre celebra a la mecenas fundadora).
Según Dairiens, "Darín siempre cumplió muy bien y es una excelente persona. Recicló las instalaciones a nuevo y dejó la sala que es una maravilla. Alfombró, cambió butacas... El dinero que invirtió no lo pudo recuperar".
En cifras, el alquiler del Regina equivale a 5.000 pesos, más 1.200 en carácter de expensas, mensuales. "El costo de las expensas contempla la calefacción, la limpieza de algunas áreas, el pago de impuestos y servicios", especificó el titular de la entidad, y agregó: "Mi conclusión es que Darín no quiere dejar el teatro. Están viendo cómo sobrellevar estos cincos meses hasta marzo porque es probable que, en esa fecha, repongan Art en el Regina. Tuvimos una reunión la semana pasada que fue bastante extensa. No veo la intención por parte de ellos de dejar la sala. Yo pregunté: Si ustedes no encuentran la solución que esperan, ¿qué pasa?. Ricardo me contestó que, en ese caso, nos sentamos de nuevo a conversar. Honestamente, preferiríamos bajar los costos y tenerlo a él que es un señor".
Por su parte, Ricardo Darín le dijo a este diario que "el tema no es la Casa del Teatro. Lo que yo dije es que los costos son muy elevados para mí y estamos estudiando juntos la posibilidad de mantener nuestro contrato con el teatro. Yo no me quiero ir y ellos tampoco quieren que nos vayamos. ¡Esto no significa que los pensionados se van a quedar en la calle!" Afligido y molesto, el actor insistió: "Me llama la atención que sea más importante un teatro que se cierra que un teatro que se abre. En su momento, a la hora de poner un poco de énfasis y ayuda, la verdad es que no pasó nada en ningún lado. Ahora, de golpe, todo el mundo se espanta. No es cierto que la continuidad del teatro esté en peligro. El que peligra soy yo".
Fuente: Clarín
La Casa del Teatro es una institución única en su género. La idea de crear una "Casa del Artista" —tal como se la llamó en un principio— fue concebida en 1927 por la cantante Regina Pacini (quien abandonó su carrera para casarse con Marcelo Torcuato de Alvear). Se trata de un pensionado gratuito, con habitaciones individuales, comida y servicio de enfermería (durante las 24 horas) para los actores mayores de edad o retirados de la actividad. El edificio emplazado en la avenida Santa Fe y Libertad, se inauguró el 4 de enero de 1938. En la actualidad, su capacidad está al tope: se hospedan allí más de cuarenta huéspedes. La entidad se sostiene con el alquiler de dos locales que dan a la calle, dos pisos y la sala del Regina (cuyo nombre celebra a la mecenas fundadora).
Según Dairiens, "Darín siempre cumplió muy bien y es una excelente persona. Recicló las instalaciones a nuevo y dejó la sala que es una maravilla. Alfombró, cambió butacas... El dinero que invirtió no lo pudo recuperar".
En cifras, el alquiler del Regina equivale a 5.000 pesos, más 1.200 en carácter de expensas, mensuales. "El costo de las expensas contempla la calefacción, la limpieza de algunas áreas, el pago de impuestos y servicios", especificó el titular de la entidad, y agregó: "Mi conclusión es que Darín no quiere dejar el teatro. Están viendo cómo sobrellevar estos cincos meses hasta marzo porque es probable que, en esa fecha, repongan Art en el Regina. Tuvimos una reunión la semana pasada que fue bastante extensa. No veo la intención por parte de ellos de dejar la sala. Yo pregunté: Si ustedes no encuentran la solución que esperan, ¿qué pasa?. Ricardo me contestó que, en ese caso, nos sentamos de nuevo a conversar. Honestamente, preferiríamos bajar los costos y tenerlo a él que es un señor".
Por su parte, Ricardo Darín le dijo a este diario que "el tema no es la Casa del Teatro. Lo que yo dije es que los costos son muy elevados para mí y estamos estudiando juntos la posibilidad de mantener nuestro contrato con el teatro. Yo no me quiero ir y ellos tampoco quieren que nos vayamos. ¡Esto no significa que los pensionados se van a quedar en la calle!" Afligido y molesto, el actor insistió: "Me llama la atención que sea más importante un teatro que se cierra que un teatro que se abre. En su momento, a la hora de poner un poco de énfasis y ayuda, la verdad es que no pasó nada en ningún lado. Ahora, de golpe, todo el mundo se espanta. No es cierto que la continuidad del teatro esté en peligro. El que peligra soy yo".
Fuente: Clarín
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