viernes, 19 de febrero de 2010

Muñecos e historias a prueba de edades

Ciudad de Buenos Aires

Los títeres dejaron de ser exclusividad de los más chicos y seducen a los padres

El títere dejó de ser materia exclusiva de los más chicos. El interior del país, La Plata, y principalmente la Capital Federal se fueron poblando de las mejores ofertas de este nuevo arte teatral pero orientado a los adultos. Por eso, desde hace seis años, Buenos Aires alberga a artistas de toda Latinoamérica que se aproximan a los alrededores de San Telmo para participar del Festival de Títeres para adultos, durante once días consecutivos en el mes de junio.

Tres estandartes nacionales de este arte teatral, que recientemente han estrenado sus obras o están próximo a hacerlo, detallaron a Diagonales la atracción que produjo este tipo de movimiento cultural, y si en verdad existe una revalorización de los títeres a partir del “nuevo” público conquistado.

Carolina Erlich, una de las organizadoras y productoras de la creación del Festival de Títeres para adultos en Buenos Aires, y actual directora de la nueva propuesta Matrizka, que se estrenará el 6 de marzo próximo a las 21, en la ciudad de Buenos Aires (Ayacucho 318), y permanecerá en cartel durante todos los sábados de marzo; remarcó que sus inicios en este arte fueron a través de la actuación, “cuando estaba formándome en teatro, empecé a hacer cursos paralelos para ampliar mi formación y comencé con un curso de títeres municipal. Tomé todo lo que pudiera ampliar mi formación como actriz. Ahí me volvió una cosa que tenía muy de chica, que era que todo el tiempo jugaba con los títeres, yo quería que la gente se sumara en mi juego de títeres, pero lo había dejado olvidado. Cuando empecé este curso me volvió esa fascinación por estos juegos y también por su lenguaje.

Al tiempo empecé a hacer títeres y enseguida encontré la gente con la que se armó mi compañía que es el grupo Bavastel, que trabajamos juntos desde el ‘93, entonces también se me organizó una cuestión ya medio profesional desde muy temprano. Desde algo muy primitivo y sencillo, empezamos a hacer cosas para ir a las plazas, a lugares, algo corto y simple. Mi compañera estaba entusiasmada con la idea de hacer algo para adultos, y así nació.

Javier Swedzki, director de 4 temporadas estrenada ayer en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960) y que podrá verse durante todos los jueves de marzo a las 21.30, dijo que sus acercamientos al teatro de títeres fue casi por casualidad, “de costado”. “Llegué a los títeres a través de los objetos. La primera vez que puse al títere en escena fue en el año ‘92 con una réplica de un títere que le había regalado a alguien. Un francés me vio en escena y me dijo que yo hacía teatro de objeto. (...) Así llegué medio de costado, por el lado de los objetos. También estudié cine e hice cine de animación de objetos”.

Mientras que Laura Pagés, junto a Sergio Mercurio, presentarán el próximo 27 de febrero Un nuevo desafío con Beatriz, la obra que se podrá ver todos los sábados a las 21, en Espacio Apacheta (Pasco 623). La gestora de esta nueva apuesta comentó que su acercamiento se debió a “una búsqueda en las posibilidades que me daba el teatro, encontré el objeto y fui profundizando cada vez más en lo que es teatro de títeres”.

–Los títeres están siempre asociados a un público infantil. Al destinarlos a los adultos, ¿hay una revalorización de este tipo de teatro?

–Carolina Erlich (E.R): Bueno, hay un poco de todo. Yo creo que hay un poco de apertura y que la gente no lo ve como una rareza tan grande. Hay mucha movida también a nivel teatro en la ciudad de Buenos Aires, hay público también que favorece que la gente vaya al teatro independiente, el teatro comercial tiene un público que seguirá yendo y es otro.

El teatro independiente está creciendo mucho con salas y compañías y la gente va más al teatro en ese sentido. El público también está más formado y la gente que concurre al teatro también tiene ganas de ver nuevas propuestas y esto favorece al teatro de títeres. Gente que disfruta del teatro, creo que también va a disfrutar del teatro de títeres para adultos, porque sentarte a que te cuenten una buena historia, está muy bueno.

Nosotros empezamos con el primer espectáculo en el año '98 y en ese momento era arrastrar a la gente.

–Javier Swedzki: Hay gente que está trabajando en espectáculos de títeres para adultos, algunos considerados como espectáculos de objetos, otros de títeres. Hay un festival de títeres para adultos, incluso. Creo que sigue siendo valorizado con un lenguaje como un arte menor. Creo que hay varias compañías trabajando, pero no creo que sea como algo muy difundido. No creo que no haya gente que trabaje, sí hay y mucha, pero no me parece algo muy masivo.

Sin embargo, las chicas de la compañía de Bavastel están haciendo un trabajo de difusión importante de este arte y dándolo a conocer. Hay algo que está empezando, pero no sé si hablar de masivo o de movimiento es demasiado abarcador.

–Laura Pagés: Yo no soy de Buenos Aires, pero el festival de títeres para adultos generó un espacio muy amplio para mostrar nuestro trabajo con los títeres para adultos. En lo que es para pequeños, sí creo que hay lugares y varias ofertas para concurrir, pero para adultos no es así. Creo que todavía falta mucho para crecer, a pesar de que se hayan propagado las ofertas.

–¿Cómo fueron sus inicios?

–C. E: Cuando empezamos nos abocamos a lo que podíamos hacer. Yo tenía veinte años y mi compañera dieciséis. Hacíamos lo que podíamos y lo que nos daba la cara porque veíamos gente profesional que estaba trabajando y nos parecía un poco caradura hacer algo así. La gente se mataba de risa y nos decían que estaba buenísimo. Nos empezaron a llamar para cumpleaños y otros eventos y medio que el trabajo se hizo así mismo. Como a mi compañera no le entusiasmaba trabajar demasiado para chicos, empezó a movilizarse para hacer cosas para adultos. Desde el año '98 cuando yo estaba terminando la carrera de títeres en el Teatro San Martín, ahí se abrió la posibilidad de hacer la producción de un espectáculo, y decidimos que esa producción iba a ser para adultos.

En ese momento había pocas propuestas en Buenos Aires, de hecho estuvimos varios años intentando mover el espectáculo y a medida que pasaban los años nos fue muy bien, pero al principio hubo que remarla bastante, a veces éramos más gente arriba que abajo del escenario.

–J.S: Yo llegué a los títeres a través de los objetos, mi maestra de teatro trabajaba con cosas, con objetos y durante mucho tiempo trabajé con objetos en escena y la primera vez que puse al títere en escena fue en el año ‘92 con una réplica de un títere que le había regalado a alguien. Pasé por una escuela del norte de Francia, entré y ahí tuve clases durante tres años con maestros de Oriente y occidente en técnicas clásicas y contemporáneas de títeres.

Con el tiempo de lo que me doy cuenta es que me gusta es la mezcla de títeres y actores, ya que a través de los títeres se pueden hacer cosas que con los actores no, por cuestiones físicas, por sus cuerpos, por los materiales. También lo que me gusta del títere es la libertad teatral que te brinda.
–L. P: En mi caso, la verdad es que fue una búsqueda en las posibilidades que me daba el teatro. Ahí encontré el objeto y fui profundizando cada vez más en lo que es teatro de títeres. Hace diez años que estoy con los títeres y sinceramente es algo que me moviliza para seguir con esto. Los construimos, realizamos la obra y por momentos los mismos títeres interactúan con los actores arriba del escenario.
Por suerte, creo que la gente está ahora más cerca del teatro de títeres para adultos. No sé si será por la cantidad de ofertas que se brindan, pero hay una revalorización del objeto bastante importante, creo que se ve mucho más.

–¿Cómo nació la idea del Festival de Títeres en Buenos Aires?

–C.E: Cuando hicimos una gira por la Patagonia, notamos que existían teatros y gente dispuesta a ver un espectáculo de títeres para no tan pequeños, a partir de allí nos vino la idea de organizar el festival en Buenos Aires. Los pueblos del interior están siempre esperando una buena propuesta, y si se le ofrecés algo interesante siempre hay público para eso. Ahí se nos ocurrió ver si podíamos gestionar un festival acá en Buenos Aires y decidimos hacerlo de adultos para acotarlo temáticamente.

–¿Cómo serán las presentaciones de las obras?

–J.S: Nosotros estrenamos ayer, 4 temporadas es la historia de un padre que se transforma en pájaro. La obra sucede en la tienda de telas del padre, el padre empieza a delirar y a proponer cosas extrañas y en un determinado momento se transforma en pájaro y ellos deben hacerse cargo de la tienda. La obra habla del paso del tiempo, cómo las situaciones se suceden, cómo el esplendor de un momento se diluye.

No tiene un mensaje específico porque no trabajo es la idea, no me parece bajarle línea a alguien. Uno propone preguntas sin respuestas, para ver cómo hacen eco y cómo repercuten en el público.

–L.P: Nosotros ya estamos realizando funciones en Banfield, pero haremos el estreno el 27 de febrero en el Estudio La Pacheta, con la expectativa de ver qué pasa con el público. Este trabajo conlleva un desafío doble: usar un solo títere. Es hacer teatro con objetos y con un solo muñeco, sin nada de escenografía. Es una caja negra con un títere y en varios momentos ese títere interactúa conmigo como personaje. Fue buscar el máximo de las posibilidades del objeto, en el espacio escénico.

–C.E: Matrizka es un espectáculo que tenía en mi mente hacía unos cuantos años. Tiene 30 muñecas en escenas, con diferentes colores. Cada una tiene su familia. Las muñecas las hicimos nosotros, tienen un tamaño particular y además no se abren como las que todos conocemos. Hicimos como una reinvención de la serie.

Fuente: Diagonales

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