jueves, 4 de febrero de 2010

El erotismo de cada día

La nueva antología de poesía de la nicaragüense Gioconda Belli, Escándalo de miel, reflexiona sobre la plenitud integrada de amor y sexualidad.

Las convenciones sociales siguen pautando una idea de goce muy restringida para la mujer. Gioconda Belli, en su nueva obra Escándalo de miel, continúa con la temática de amor erótico.

A la obra, editada por Seix Barral y que adjunta un CD con la voz de Belli, se agrega a una bibliografía que incluye títulos de poesía (Línea de fuego, Amor insurrecto, Mi íntima multitud) y las novelas La mujer habitada, Sofía de los presagios y Wasala.

Belli da su opinión sobre las cuestiones morales que actúan como censoras en la sociedad: “Creo que para los hombres nunca ha sido problema el erotismo. Lo que ha sido novedoso -y aparentemente lo sigue siendo- es que las mujeres expresemos nuestros sentimientos con respecto al amor desde el cuerpo, desde la sensualidad. En Escándalo de miel creo que recojo la voluntad femenina actual de hacer valer nuestro derecho al placer y a no separar el amor entre cuerpo y cabeza. Las mujeres vivimos el amor en una dimensión donde el cuerpo juega un papel crucial. Sin embargo, las convenciones sociales nos han forzado a negar esa vinculación mujer-cuerpo, y a proyectarnos como vírgenes puras. En mi poesía yo reivindico el erotismo desde una perspectiva femenina, dándoles al cuerpo y a la relación amorosa su misterio y su maravilla”.

Por otro lado, reconoce su identificación con autores como Miguel Hernández, Pablo Neruda, Tomás Segovia, Juana de Ibarbourou, Alaíde Foppa, Vinicius de Moraes... “Soy hija de muchas madres y muchos padres”.

De inmediato surge la pregunta de la diferencia de géneros para tratar el erotismo. “Me parece que muchas poetas mujeres han intentado asumir la voz masculina para hablar de sí mismas. Mi búsqueda tiene que ver con encontrar ese lenguaje femenino; es decir, un lenguaje donde la belleza y la realidad se nutran mutuamente, donde no haya que negar o disfrazar la realidad del erotismo, sino más bien liberarlo de las connotaciones asociadas con el eros, porque éste ha sido, hasta ahora, definido más por el deseo y la fantasía masculina donde la mujer se retrata como objeto, que por la manera femenina de concebirlo, que es más integral, que presupone el amor para que exista el eros capaz de conmovernos”.

Además, existe la cuestión del pudor como represora del sentir. Belli opina que “la vergüenza de sí mismas ha sido el legado de las mujeres, que el placer, para la mujer, ha estado recargado de culpa y consecuencias. Se le ha casi exigido la vergüenza como prueba de ‘decencia’, pero creo en que la mujer, cuando se decide, es más arrojada que el hombre porque hay algo dentro de nosotras que nos dice que la sexualidad es hermosa y que no hay razón de avergonzarse. Por eso, cuando la mujer entra en contacto con la belleza y la fuerza del eros, las contradicciones entre sus formas de sentir se desvanecen y lo físico adquiere una dimensión transparente y trascendental”.

Pareciera que la filosofía de fondo, el pensamiento que está detrás de esta autora es que lo erótico está en lo cotidiano. Así, afirma que “es una manera de vivir la vida”.

Ahora se encuentra escribiendo narrativa, aunque sostiene que nunca deja de escribir poesía. “La poesía es como las estaciones para mí, llega con sus inviernos y primaveras y otoños, llega como los aguaceros y las correntadas: aparece de pronto en medio de las novelas que escribo y nunca deja de acosarme. Menos mal”.

Fuente: Hoy

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