viernes, 4 de septiembre de 2009

El mundo cabe en una cocina

Amores más o menos correspondidos. Muriel Santa Ana y Maxi Ghione vienen a ser lo más cercano a los protagonistas de la obra, aunque se trata de un trabajo coral

Estreno oficial: "La cocina", de Arnold Wesker, obra en la que Alicia Zanca dirige a un multitudinario elenco

Por Verónica Pagés
De la Redacción de LA NACION

La cocina de un restaurante y un cruel paralelo con este mundo. Cocineros, pasteleros, encargados de distintas carnes, de verduras, aprendices y demás conforman el micromundo que pintó el dramaturgo británico Arnold Wesker con una pluma despiadada. Con la dirección de Alicia Zanca, este universo culinario llegará mañana al escenario del Regio, con el nombre de La cocina , parar hincar el cuchillo y desmenuzar esas relaciones de poder que no sólo se dan entre las puertas que separan el elegante salón de restaurante en cuestión y la cocina de la que hace referencia el título de la obra, sino también dentro mismo de esa suerte de fragua. Allí también hay jerarquías y leyes que marcan quién toma decisiones y quién sólo debe obedecerlas.

Si bien el planteo colorido y musical que rescata la directora Alicia Zanca (de la mano del coreógrafo Carlos Casella) de las mismas indicaciones del autor, lo que allí sucede está lejos de ser una comedia, aunque por momentos se acerca. "Uno de los grandes hallazgos de esta comedia dramática es que si bien habla de un mundo capitalista, no se juzga ni al dueño del lugar ni a los obreros; no es maniquea. Se muestran las vidas de cada uno, las exigencias del trabajo, la necesidad de sobrevivir y cómo cada uno encara su transcurrir por esta vida", comienza Zanca, que juega en un código que no es hiperrealista, a tal punto que los sueños, las aspiraciones y los deseos tienen forma de coreografías.

"No puedo dejar de ver que, como en cualquier micromundo, siempre va a haber un conflicto pero también una historia de amor, que aquí ?para mí? se da como la de Romeo y Julieta, donde los universos diferentes están presentes en la cocina y el salón", sigue Rafael Ferro.

Para meterse en los recovecos de la historia, el equipo en pleno de La cocina viene tomando una clase semanal en un instituto gastronómico. El elenco lo completan Maxi Ghione, Muriel Santa Ana, Alejandro Paker, Juan Carlos Puppo, Marcelo Xicarts, Marcelo Savignone, Miguel Jordán, Leonardo Saggese, Liliana Parafiori, Hernán Peña, Leticia Mazur, Marisa Vernik, Rodolfo Prantte, Nicolás Bolívar, Déborah Turza, Claudia Rocha, Guillermo Forchino y Edgardo Martín. Allí no sólo aprenden los secretos del oficio sino que intentan descubrir hasta los más pequeños gestos y detalles de cómo transcurre la vida de estas personas. No es cuestión sólo de imaginar cómo se amasa el pan, se fríe el pescado, se sirve una bandeja, hay movimientos que la gente de la cocina tiene impresos en el cuerpo de manera perenne. Esos son los que el grupo intentó aprehender en todo este tiempo de ensayo (y error). O no tantos errores: parece que el punto más alto de esos aprendizajes se puso de manifiesto en los seis crêpes que pudo hacer Alejandro Paker ¡a la vez!

Tiempo de soñar

Si bien Wesker situó su obra en tiempos de guerra, Zanca eligió ubicarla acá y ahora. "La referencia histórica nos distanciaba, y además creo que más allá de la política la obra habla del humanismo, de lo que le pasa al hombre. Pedro, el personaje de Maxi Ghione, dice: «No se puede soñar en una cocina», y yo agrego que no se puede soñar en un mundo que está regido por un trabajo a destajo." A lo que Ferro se apura en agregar: "Sí, pero para muchos es lo único que queda".

De la misma manera que el ritmo de vida acelera las pulsaciones y empuja a que uno mire más hacia sí mismo que hacia afuera, la locura del trabajo en esta cocina convierte a sus integrantes en autómatas que miran poco y escuchan menos ("hay una dinámica de hora pico en microcentro", detalla Ghione). "De hecho, el único personaje que mira y se hace cargo de lo que ve es el de él, Pedro, que ve lo que sucede de manera impiadosa y se rebela, pero al hacerlo ya no puede formar parte y esa comunidad lo excluye", se suma Muriel Santa Ana, que también pronto volverá a la TV como la protagonista de Ciega a citas, por Canal 7.

Todas las manifestaciones individuales forman un todo coral que es la historia misma, una contada por un grupo de veinte actores, donde cada uno cumple un rol importante en esta estructura que se ve fragmentada, en la que nada se termina de desarrollar, en llevar a cabo. En ese marco hay poco espacio para el mundo femenino que el personaje de Santa Ana pone en juego. "En este contexto, el universo de las mujeres aparece bastante castigado, más que el de los hombres. De las cuatro mujeres que aparecen en la historia hay dos embarazadas que deciden interrumpir esos embarazos de manera violenta. En mi personaje se da la información de que éste es el tercero que terminará de la misma manera, y esto también habla de algo improductivo, que no tiene conducción, donde no hay posibilidad de desarrollo, de futuro ni de vida." Es imposible no ver una reflexión (muy pesimista, oscuros, repletos de resignación) sobre el futuro en esto que cuentan los actores, el coreógrafo y la directora.

Con semejante cuadro es fácil preguntarse cómo entran en juego los musicales (con partitura de Martín Bianchedi), y Rafael Ferro vuelve a dar una pista bastante clara: "Creo que los números musicales pueden funcionar como los que aparecen en las películas de Lars von Trier, como los que hay en Bailarina en la oscuridad". Cualquiera que haya visto esta película imaginará el color que cobra todo.

Para agendar

La cocina, dirigida por Alicia Zanca.

Teatro Regio, Córdoba 6056. Estreno: mañana. De jueves a sábados, a las 20.30; domingos, a las 19. De 25 a 40 pesos

1 comentario:

Tati.- dijo...

hola me encantaria saber el nombre del actor que hace del personaje que le pegan en el ojo. por favor!!!
bueno aparte queria comentar que me gusto mucho la obra en fin si podes darme una ayuda encantada