sábado, 15 de agosto de 2009

Memoria de un dictador

DUPLA CREATIVA D'ANDREA Y BRISKI. EL PERSONAJE REPITE DISCURSOS DEL EX PRESIDENTE DE FACTO.

ENTREVISTA A NORMAN BRISKI Y MARCELO D´ANDREA

Estrenan, junto a Marcelo Mazzarello, "Vidé/la cinta fija", de Vicente Muleiro. El personaje alude al general Videla.

Por: María Ana Rago

Uno hace de Videla. El otro dirige la puesta. A punto de estrenar Vidé/la cinta fija, de Vicente Muleiro, en Caras y Caretas, Marcelo D'Andrea y Norman Briski anticipan cómo será la obra, en la que también actúa Marcelo Mazzarello. Los protagonistas de la pieza fueron alumnos de Briski. Pero él prefiere no llamarlos discípulos, porque han tomado suficiente vuelo propio. Sí los llama amigos. "Estudié con Briski cuando él volvió del exilio. La conjunción entre compromiso político y arte que propone, me atrae muchísimo", reconoce D'Andrea.

Esta pieza es una buena excusa para hablar de los argentinos. Aunque no se lo nombra con su apellido real, el personaje central tiene todas las características de un militar que fue Presidente entre 1976 y 1981, designado de facto. D'Andrea es quien lo interpreta. "Cuando empezamos a ensayar, la obra tenía un carácter revisionista y ahora, a punto de estrenar, tiene carácter de advertencia. De sugerir un te acordás lo que vivimos, ahora invita a pensar mirá lo que nos puede pasar de nuevo", dice Briski.

Marcelo, ¿tu personaje remite directamente a Videla?

Marcelo: Sí. Lo único que me pongo es un bigote. Y asumo una manera de hablar que va dando la imagen de un tipo muy estructurado. Se lo nombra como Rafael. También se hacen referencias de grado, como "mi comandante". Y mis parlamentos toman pasajes de discursos reales de Videla y su corpus ideológico. Este hombre tiene el objetivo de pasar a la posteridad como una figura digna y que su muerte esté a la altura de su vida, que según él, es una vida muy importante. Quiere ser un cadáver entero. Y cuando lo dice, pega mucho, porque estos tipos han desmembrado cuerpos. Hace gimnasia para llegar bien. Mazzarello interpreta a un cómico que le va recreando escenas de su vida.

¿Cómo fue lograr la composición de este personaje?

Marcelo: Es una pregunta que nos podríamos hacer todos. Porque a Videla lo compusimos entre todos. Me acuerdo de aquella época, en la que fue festejada su asunción por amplios sectores, aunque muchos otros sabíamos que se venía algo espantoso. Creo que lo interesante que propone la obra es rescatar el territorio vidalizado que hemos hecho.

¿Hay parodia o ridiculización?

Marcelo: Para nada. Quisimos darle la mayor veracidad. Quisimos ser rigurosos. Lo que buscamos es que la obra nos enfrente con lo que somos como sociedad.

Las escenas transcurren en un lugar indefinido. La propuesta de Norman fue utilizar la totalidad de la sala y no sólo el escenario. Así que la pieza se representa casi todo el tiempo en el patio de butacas. La platea está enfrentada en dos hileras y en el medio, los actores. "La obra pedía a gritos suceder en ese espacio", dice Norman Briski.

¿Por qué?

Briski: No sé. En realidad, no lo he pensado. Fue intuitivo. Puede ser porque los militares siempre necesitan un espacio cuadrado. Pero también porque me gusta trabajar sobre el espacio dramático no sólo de la obra, sino del público. Ahora me doy cuenta de que mucha gente va a quedar impresionada por tener tan cerca a este personaje. Impresionados de angustia.

"La política es una búsqueda afanosa para conseguir la botonera. A la política la crearon para eso, para tener poder. Si hasta la democracia la inventaron los griegos para tener esclavos", dice Norman. Vidé/la cinta fija le sugiere ésas y otras reflexiones. "Hubo 30.000 muertos. Ahora dicen que fueron menos. Para mí son más. Porque a mí me han matado muchas cosas mías. Y estoy vivo, con alguna parte bastante enterrada". Frente a todo eso, y ante las enormes dificultades que se plantean cuando se intenta cambiar la realidad, "hacemos, con esta obra, un aporte humilde", concluye Norman.

Fuente: Clarín

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