sábado, 15 de agosto de 2009

El día en que Karl Marx volvió a la Tierra

Marx en el Soho. Autor: Howard Zinn. Intérprete: Carlos Weber. Producción ejecutiva: Rosario Lungo. Asistente de dirección: Manuel Callau. En Pan y Arte (Boedo 878). Sábados, a las 18. Duración: 60 minutos.

Nuestra opinión: muy buena

En este convulsionado mundo contemporáneo a Karl Marx se le posibilita bajar a la tierra por el lapso de una hora. Pero por una cuestión inesperada -burocrática, según parece-este hombre no llega al Soho inglés, donde en algún momento vivió con su familia, sino al Soho norteamericano. En ese espacio, algunos recuerdos personales no adquirirán la misma trascendencia; pero algo muy claro sucederá: su pensamiento tendrá la posibilidad de confrontarse de manera muy activa con una realidad social y política sobre la que tanto había reflexionado y escrito.

El monólogo de Howard Zinn no es eminentemente político aunque claro, no tiene posibilidades de escapar a la política. El autor le aporta una gran humanidad a su personaje y, no sólo el espectador tiene la posibilidad de volver a tomar contacto con sus ideales sino que, y esto es muy importante, acercándose a una personalidad de gran sensibilidad que contará cuestiones de su mundo familiar, los amigos, el destierro, y todo en un marco de gran sencillez y profunda vitalidad. De esa forma, su pensamiento surgirá de manera muy coloquial y dejará ver su profundidad pero, además, unas contradicciones que no llevarán a negarlo, sino a redescubrirlo, obligando a reubicarlo en este presente.

La dupla Manuel Callau (director) y Carlos Weber (actor) ha realizado una tarea muy minuciosa, tanto sobre el texto como en la construcción del interior de esa criatura que, en un ámbito totalmente despojado, irá expresando buena parte de su historia individual e irá descubriendo los tonos exactos para que su discurso opere en el espectador de forma muy acabada. Es interesante como ese discurso puede movilizar desde lo ideológico -ya sea por aprobación o rechazo- o desde lo meramente personal, considerándolo un riguroso luchador más contra las injusticias de ciertas sociedades.

Carlos Weber construye un mundo verdaderamente intenso. Encuentra espacio para mostrarse sumamente humano y también, a veces, enteramente desafiante. Su Marx es hasta entrañable en muchos pasajes y se engrandece cuando, descubriendo ecos de la realidad presente, encuentra unas respuestas que movilizan la reflexión y, no sólo por lo que dice, sino hasta por su manera de plantarse en escena para que las palabras se proyecten sobre el espacio de manera más eficaz.

Carlos Pacheco
Fuente: La Nación

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