jueves, 13 de agosto de 2009

"Corazonada": poesía para mirar

Basada en textos de Oliverio Girondo, la obra de Hochman se presenta en el Teatro Armando Discépolo

Por IRENE BIANCHI

La ultra moderna poesía de Oliverio Girondo (Buenos Aires, 1891-1967) impactó masivamente con la película de Eliseo Subiela "El lado oscuro del corazón" (1992), director que lo eligió junto a Mario Benedetti y Juan Gelman para construir su filme, gracias a lo cual muchos descubrimos y nos acercamos a la obra de este escritor vanguardista y renovador.

No sorprende que la intensa, colorida y sensorial visceralidad de la poesía de Girondo, anime a realizadores cinematográficos y teatrales a plasmar en imágenes y sonido tanta vitalidad concentrada. Su uso irreverente del lenguaje, el permiso que se otorga para jugar con las palabras, darlas vuelta, hacer malabares con ellas, barajarlas, desintegrarlas y rearmarlas, manosearlas, acariciarlas, sopapearlas; esa licencia que se toma el poeta para faltarle el respeto a los vocablos, abre la puerta de par en par e invita a otros creativos, a apropiarse de tan rico material y resignificarlo a su antojo.

Precisamente esto es lo que hace el autor, actor, acróbata y director Gerardo Hochman en su "Corazonada". Cultor de la estética circense, este versátil y multifacético artista comparte el enfoque lúdico, iconoclasta y desestructurado del poeta ultraísta, de tal modo que la yuxtaposición de ambos lenguajes, fluye sin dificultad alguna. Los poemas de Girondo tienen carnadura propia: se pueden palpar, oler, degustar, lo cual los torna genuinamente teatrales. Excelente materia prima para manufacturar otras texturas.

En su puesta en escena, Hochman utiliza bloques de madera, que bien podrían simbolizar los versos que se apilan, se derrumban, se reordenan, presagiando y acompañando las imágenes propuestas. Hochman es un prestidigitador de la escena, como Girondo lo es de las palabras. Sus actores, un muy afianzado y homogéneo elenco, trepan, vuelan, ruedan, bailan, cantan, saltan, nadan, rebotan. Citando al poeta: "se miran, se presienten, se olfatean, se chupan, se penetran, se mastican, se acoplan, se aletargan, se estiran, se estrangulan, se estremecen, se atornillan, se sueldan, se asesinan, resucitan, se entregan." Sobre todo esto último: se entregan generosamente a un público atento, que paladea y disfruta de un espectáculo que atrapa todos los sentidos. El vestuario, la música y la puesta de luces cobran singular protagonismo en esta adaptación teatral.

Cada actor y actriz tiene su momento de lucimiento personal, para luego reincorporarse al conjunto, que funciona como un aceitado y preciso mecanismo de relojería. Dibujan armónicas coreografías, aglutinándose en un corazón que abre y cierra esta bella y original propuesta; un verdadero canto a la vida.

Fuente: El Día

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